Eyal Weisman, «El diseño de la destrucción»

Traducción: Guillermo Villamizar
Corrección de estilo: Guillermo Vanegas

Sitio de entrenamiento de guerra urbana Chicago (base de Tze’elim), en el desierto de Negev. La vista interior muestra agujeros prefabricados en las paredes (Adam Broomberg y Oliver Chanarin, 2005). La historia de Chicago ha ensombrecido gran parte de la historia militar en el Medio Oriente desde la década de 1980, reflejando los cambios en la concepción de seguridad de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelíes) y su relación con las ciudades. La historia de Chicago puede entenderse en la alteración gradual de su significado en el medio ambiente. Su núcleo se construyó a mediados de la década de 1980 como un pequeño lugar de entrenamiento que simulaba una aldea libanesa durante la ocupación israelí del Líbano. Más tarde se extendió a un entorno urbano más grande para proporcionar un escenario para el entrenamiento de las fuerzas especiales israelíes antes de su operación abortada (abandonada después de que varios soldados israelíes murieran en un accidente) para asesinar a Saddam Hussein en la ciudad iraquí de Tikrit en 1992. En 2002, se amplió aún más para simular los diferentes tipos de entornos urbanos palestinos, y ahora incluye un área llamada Kasbah, una densa zona de mercado con estrechas secciones que simula un campo de refugiados, un centro de la ciudad con calles más anchas y un barrio que asemeja un pueblo rural. En el verano de 2005 se utilizó para simular los asentamientos judíos de Gaza en las sesiones de entrenamiento para su evacuación.

 

 

El poco esfuerzo que representaron las incursiones de Balata y Nablus al aplicar la condición «lisa» se comparan con las dificultades «estriadas» y la destrucción física que el ataque de las Fuerzas de Defensa Israelíes provocó en Jenin. El campo de refugiados de Jenin se encuentra en las laderas de las colinas al oeste de la ciudad, en el norte de Cisjordania, cerca de la línea verde. Su proximidad a ciudades y pueblos israelíes fue la razón por la que muchos ataques contra civiles y ejército israelíes se originaron desde allí, y por esta razón el ejército estaba bajo enorme presión gubernamental y popular para atacar ese campo. Para la preparación del inminente ataque por parte de las FDI, el comandante de las defensas del campo, HazamKubha «Abu-Jandel», un ex-oficial de policía, dividió el campamento en 15 zonas y asignó cada una de ellas a varias docenas de defensores, incluidos agentes de policía palestinos, quienes prepararon cientos de explosivos improvisados ​​a partir de fertilizantes.(1) El ataque comenzó al mismo tiempo que el de Naplus, el 3 de abril, e inició con soldados israelíes empleando métodos bastante similares. Las retroexcavadoras militares se adentraron por los límites del campamento, perforando agujeros dentro de las paredes externas de los edificios habitados en la periferia. Luego, los vehículos blindados retrocedieron hacia estas casas descargando a los soldados a través de estas aberturas directamente en los hogares palestinos, protegiéndolos así de los francotiradores. A partir de ahí los soldados intentaron avanzar de casa en casa a través de muros medianeros. Mientras los combates tenían lugar dentro y entre los hogares, los guerrilleros palestinos moviéndose a través de túneles y conexiones secretas en los pisos inferiores donde el fuego de helicópteros israelíes no podía alcanzarlos, logró contener toda una división de las FDI tratando de penetrar por los límites. Los soldados israelíes que formaban la vanguardia de este ataque eran en su mayoría una colección de unidades de tropas de reserva, con menos experiencia militar que la fuerza que atacó Balata y Nablus. Dentro del caos de la batalla, civiles y combatientes se mezclaron, y se produjeron enfrentamientos entre las ruinas de la cotidianidad.(2) Gran parte de los combates no consistieron en grandes asaltos, sino en escaramuzas implacables y letales, emboscadas entre edificios y ruinas. Los francotiradores palestinos aprendieron a disparar desde lo más profundo de los edificios, ubicándose a pocos metros de distancia de las paredes y disparando a través de las aberturas que habían cortado a través de ellas, en algunas ocasiones eran disparos a través de agujeros hechos a través de varias capas de paredes.

La destrucción masiva del centro de Jenin comenzó después de que los ataques de las FDI no lograran provocar el rápido colapso de la defensa del campo. El 9 de abril, alrededor de una semana después del comienzo del ataque y con el progreso de las FDI, los militantes Palestinos tuvieron su mayor éxito, explotando y colapsando una hilera de edificios sobre una patrulla de las FDI, en el distrito de Hawashin, en el corazón del campamento, matando a trece soldados. No dispuestos a arriesgar más pérdidas e incapaces de someter a la resistencia de cualquier otra manera, los oficiales de las FDI ordenaron a una oruga gigante D9 blindada comenzar a destruir el campamento, enterrar a sus defensores y dejar a los civiles entre los escombros. Uno de los operadores de la excavadora, Moshe Nissim, describió su experiencia: «Durante tres días, simplemente destruí y destruí toda el área. Cualquier casa desde la que dispararan se venía abajo. Y para derribarlo, derribaba algunas más… Al final, despejé un área tan grande como “Teddy” [el estadio de fútbol de Jerusalén llamado así por el alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek].»(3) A veces, las excavadoras amontonaron tierra y escombros en los edificios o entre ellos, sellando áreas y cambiando la topografía del lugar de la batalla. Mientras el centro del campamento sucumbía, una espesa nube de polvo comenzó a llenar las calles y callejones, y se quedó allí durante los días restantes de la batalla. Solo cuando el polvo finalmente se dispersó, las organizaciones internacionales y los medios de comunicación pudieron comprender plenamente la escala de la destrucción causada por las FDI. Cincuenta y dos palestinos murieron, más de la mitad de ellos civiles. Algunos, incluidos ancianos o discapacitados, no pudieron escapar a tiempo y fueron enterrados vivos bajo los escombros de sus hogares.

La inspección de las fotografías aéreas tomadas después de la batalla reveló que la destrucción de más de 400 edificios, en un área de 40.000 metros cuadrados, fue producto de la lógica impuesta por la planificación militar.(4) Esto debe entenderse no sólo como respuesta a las contingencias de la batalla, sino también a la creación de un diseño radicalmente nuevo para el campamento. Durante la batalla, las FDI ampliaron los estrechos callejones y cortaron otros nuevos a través de los edificios existentes para permitir que los tanques y los buldozers blindados penetraran en el interior del campamento. Un espacio abierto se despejó en el núcleo del campamento donde se unían las nuevas rutas. Esto fue también en el área del distrito de Hawashin, donde la resistencia ofreció su última defensa, y que los palestinos luego llamaron «zona cero». A lo largo de estas carreteras nuevas y ensanchadas, el ejército israelí podría volver a entrar fácilmente en el campo, un hecho que deshizo su condición de enclave impenetrable y «refugio para la resistencia».

Los esfuerzos de reconstrucción patrocinados por la ONU comenzaron casi de inmediato. Los planes para la reconstrucción, sin embargo, desataron una serie de discusiones entre palestinos representantes del campo de refugiados e ingenieros de la ONU en relación con el diseño, la lógica militar y la destrucción.(5)

La Media Luna Roja de los Emiratos Árabes Unidos donó 29 millones de dólares para permitir que la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (OOPS) implementara un nuevo plan maestro para el diseño del campamento y reemplazar la mayoría de las casas destruidas con otras nuevas. El proyecto estuvo dedicado a Sheikh Zayed Bin Sultan al-Nahyan, difunto presidente de los Emiratos Árabes Unidos. Tras la publicación de los planes de reconstrucción, de inmediato se hizo evidente un tema controvertido respecto del trazado de la carretera.

El ingeniero de UNRWA a cargo de las calles del proyecto e infraestructura, Ahmad A’bizari, quería «aprovechar la destrucción y ensanchar las carreteras a 4-6 metros de ancho…»(6) Este nuevo ancho de las carreteras serviría mejor al campamento, pensó, pero también proporcionaría suficiente espacio para que los tanques israelíes, si regresaban, se movieran sin chocar contra las paredes de las casas y quedar atrapados entre los edificios. Sin embargo, esta ampliación de carreteras significaba que entre el 10 y el 15 por ciento de la superficie original de tierra de las propiedades privadas a lo largo de las carreteras se volvería a registrar como tierras públicas. En algunos casos el plan de UNRWA buscaba lograr el ensanchamiento de la carretera haciendo retroceder las paredes frontales de los edificios a nivel de la calle, a un metro más o menos de la línea fronteriza de sus respectivos lotes, de modo que algunos de los pisos superiores sobresalieran hacia la calle. La pérdida de espacio privado en el nivel del suelo del campamento debía ser compensada con la adición de más pisos y por la expansión del tamaño total del campamento en tierras agrícolas circundantes compradas por UNRWA.

Aunque la propuesta de UNRWA se argumentó como una simple mejora a la gestión del tráfico del campo, el Comité Popular del Campo(7), en que las organizaciones armadas tienen una influencia crucial, alegó que la ampliación de las carreteras permitiría que los tanques israelíes penetraran en el campo cuando quisieran.

Uno de los miembros del comité insistió en que «debería hacerse más, no menos, difícil para los tanques israelíes entrar en el campo».(8) El debate terminó con el ejercicio de UNRWA de su soberanía sobre los asuntos del campo y siguió adelante con la construcción de carreteras más amplias, independientemente de las protestas de los residentes. En un apologético pensamiento posterior, Berthold Willenbacher, el segundo director del proyecto de UNRWA, observó que «diseñamos una forma para que los israelíes pasaran con los tanques… no debimos haber hecho eso porque los hombres armados quedaron con menos posibilidades de escapar que si estuvieran en callejones estrechos. No tomamos en consideración sus puntos de vista».(9)

Una trágica demostración de los peligros de facilitar el acceso de los tanques al campamento tuvo lugar seis meses después, en noviembre de 2002, cuando los tanques israelíes volvieron a entrar en el campamento. Uno de sus artilleros disparó y mató al primer director del proyecto de la UNRWA, el británico John Hook, alegando haberlo confundido con un palestino y su teléfono móvil con una granada.

Asumiendo la responsabilidad del bienestar y mantenimiento de la arquitectura en una situación de conflicto en curso, el programa de planificación de la UNRWA estuvo expuesto a uno de los casos más obvios de la «paradoja humanitaria», a saber, que la ayuda humanitaria puede acabar sirviendo al poder opresor. Además, las nuevas casas fueron construidas con un estándar nunca visto en el campamento, y por primera vez la UNRWA tuvo la oportunidad de reemplazar las instalaciones inadecuadas de agua y alcantarillado destruidas por las FDI.(10) Es en este contexto que podemos entender una declaración hecha por uno de los miembros del comité popular del campamento de Jenin quien después de ver el aspecto permanente de las casas color crema recién construidas por la ONU quien, según le pareció, deshacía el estado mismo de temporalidad del campamento: «hemos perdido el derecho al retorno».(11)

Destrucción inteligente

Dada la protesta internacional que siguió a la destrucción desenfrenada del campamento de refugiados de Jenin, el ejército israelí se dio cuenta que su cuerpo de ingenieros tenía que mejorar su “arte de destrucción” que aparentemente se había salido de control. Esto llevó a una mayor inversión en formas alternativas “más inteligentes” de guerra urbana, como en el caso de los métodos empleados al comienzo de la batalla de Jenin, y con éxito en Balata y Nablus y en el trabajo de OTRI.

Como parte de este nuevo enfoque, dos meses después de la «Operación Escudo Defensivo», en junio de 2002, los militares comenzaron a mejorar una pequeña ciudad simulada ubicada en la base del IDF de Tze’elim en el desierto de Negev, llamada Chicago (invocando el mito de la ciudad estadounidense llena de balas), convirtiéndola en lo que entonces era la simulación de ciudad oriental más grande utilizada para la práctica de asaltos militares. Chicago incluye una zona llamada Kasbah: una densa zona de mercado con callejuelas estrechas, una sección que simula un campo de refugiados, un área central con calles más anchas y tanques y un barrio que se asemeja a un pueblo rural. Se han hecho agujeros en las paredes de las casas para permitir que los soldados practiquen moverse a través de ellos. En ciertas sesiones de entrenamiento, los militares contrataron al diseñador de escenografía de un conocido teatro de Tel Aviv para que proporcionara los accesorios pertinentes y organizara los efectos especiales.

Durante este período se manifestaron otras transformaciones en el ámbito de los militares de Ingeniería. En una conferencia militar celebrada en marzo de 2004 en Tel Aviv, un oficial israelí de ingeniería explicó a su audiencia internacional que, gracias al estudio de la arquitectura y las tecnologías de la construcción, «el militar puede eliminar un piso de un edificio sin destruirlo por completo [sic], o quitar un edificio que se encuentra en una hilera de edificios sin dañar a los demás».(12) Aunque suene exagerada, esta declaración da testimonio del nuevo énfasis puesto por los militares en lo que perciben como la capacidad «quirúrgica» de eliminar elementos de edificios, supuestamente sin destruir el todo —esencialmente la adaptación del ingeniero militar a la lógica de las «armas inteligentes».

Desmontando el muro

En la historia de las guerras de asedio, la ruptura de la muralla exterior de la ciudad señalaba la destrucción de la soberanía de la ciudad-Estado. En consecuencia, el «arte» de la guerra de asedio comprometía las geometrías de las murallas de la ciudad y el desarrollo de tecnologías igualmente complejas para abordarlas y violarlas. El combate contemporáneo urbano, por otro lado, se centra cada vez más en los métodos para afrontar las limitaciones que encierra el muro doméstico. Complementando las tácticas militares que implican romper físicamente y «caminar» a través de paredes, nuevos métodos han sido ideados para permitir a los soldados no sólo ver, sino también disparar y matar a través de paredes sólidas. La empresa israelí R&D Camero desarrolló un dispositivo portátil de imágenes que combina imágenes térmicas con un radar de banda ultra-ancha que, al igual que un sistema de ultrasonido de maternidad contemporáneo, tiene la capacidad de producir representaciones tridimensionales de la vida biológica oculta detrás de las barreras.(13) Los cuerpos humanos aparecen como borrosas «marcas de calor» flotando (como fetos) dentro de un borroso medio abstracto en el que todo lo sólido (paredes, muebles, objetos) se ha fundido en la pantalla digital. Las armas que utilizan rondas estándar de la OTAN de 5,56 mm se complementan con el uso de rondas de 7,62 mm, que son capaces de penetrar ladrillos, madera y ladrillo secado al sol (adobe) sin mucha desviación de la trayectoria de la bala. Estas prácticas y tecnologías tendrán un efecto radical en la relación de las prácticas militares con la arquitectura y el entorno construido en general. Los instrumentos de «transparencia literal» son los componentes principales en la búsqueda de producir un mundo de fantasía militar de fluidez ilimitada, en la que el espacio de la ciudad se vuelve tan navegable como un océano (o como en un juego de computadora). Al esforzarse por ver lo que se esconde detrás de las paredes, y disparar municiones a través de ellas, los militares parecen haber intentado elevar las tecnologías contemporáneas al nivel de la metafísica, buscando ir más allá del aquí y ahora de la realidad, colapsando el tiempo y el espacio.

Este deseo de desvelar e «ir más allá» del muro podría explicar en sí mismo el interés militar en las teorías y el arte transgresores de las décadas de 1960 y 1970. Más literalmente, las técnicas de caminar a través de las paredes recuerdan lo que el artista estadounidense Gordon Matta-Clark denominó «desmontaje del muro».(14) Desde 1971 hasta su muerte en 1978, Matta-Clark estuvo involucrado en la transformación y virtual desmantelamiento de edificios abandonados. En este cuerpo de trabajo conocido como «cortes de construcción», y su enfoque de la anarquitectura (arquitectura anárquica) utilizando martillos, cinceles y sierras de arco, cortó edificios y abrió agujeros a través de interiores domésticos e industriales.(15) Esto podría entenderse como su intento de subvertir el orden represivo del espacio doméstico y el poder y la jerarquía que encarna. Los cortes de construcción de Matta-Clark se exhibireron en el material de presentación de OTRI –yuxtapuestos con agujeros de las FDI cortados a través de las paredes palestinas.

Otras referencias canónicas de la teoría urbana,abordadas por OTRI, son las Prácticas Situacionistas de la deriva (un método para moverse a través de los diferentes ambientes de la ciudad que los situacionistas llamaban psicogeografía) y el desvío (adaptación de edificios a nuevos conjuntos de usos o finalidades diferentes de aquellos para los que fueron diseñados). Estas ideas fueron concebidas por Guy Debord y otros miembros de la Internacional Situacionista como parte de un enfoque general que tenía la intención de desafiar la jerarquía construida de la ciudad capitalista. Buscaban romper las distinciones entre lo privado y lo público, el dentro y el afuera, el uso y la función, para reemplazar el espacio privado con un fluido, volátil y «sin fronteras» de superficie pública, a través de la cual el movimiento sería inesperado. Las referencias fueron también a la obra de Georges Bataille, quien habló de un deseo de atacar la arquitectura: su propio llamado a las armas estaba destinado a desmantelar el rígido racionalismo de un orden de posguerra, para escapar de «la camisa de fuerza arquitectónica» y liberar los deseos reprimidos. Estas tácticas fueron concebidas para transgredir el establecido «orden burgués» de la ciudad según lo planeado y entregado, en el que el elemento arquitectónico del muro —doméstico, urbano o geopolítico (como la cortina de hierro que descendió sobre Europa)— proyectado como sólido y fijo, era una encarnación del orden social y político y de la represión. Porque las paredes funcionaban no solo como barreras físicas, sino también como dispositivos para excluir tanto lo visual como lo auditivo han proporcionado, desde el siglo XVIII, la infraestructura física para la construcción de la privacidad y la subjetividad burguesa.(16) De hecho, el discurso arquitectónico tiende a ver las paredes como hechos irreductibles de la arquitectura. Si las paredes intentan aprovechar la entropía natural de lo urbano, romperla liberaría nuevas formas políticas y sociales. Aunque representa un espectro de diferentes posiciones, métodos y períodos, para Matta-Clark, Bataille, los situacionistas y Tschumi era el poder represivo de la ciudad capitalista el que debería haber sido subvertido. En manos del ejército israelí, sin embargo, las tácticas militares inspiradas por estos pensadores se proyectaron como la base de un ataque al pequeño hábitat protegido de los refugiados palestinos empobrecidos y bajo asedio.

En este contexto debe entenderse la transgresión de las fronteras domésticas como la manifestación misma de la represión estatal. La comprensión de Hannah Arendt del dominio político de la ciudad clásica estaría de acuerdo con la equiparación de los muros con la ley y el orden. Según Arendt, el ámbito político está garantizado por dos tipos de murallas (o leyes parecidas a las murallas): la muralla que rodea la ciudad, que define la zona de lo político; y las paredes que separan el espacio privado del dominio público, asegurando la autonomía del ámbito doméstico.(17) La estructura lingüística casi palindrómica de la ley/muro ayuda a unir aún más estas dos estructuras en una interdependencia que equipara el tejido construido y el legal. El desmontaje del muro invariablemente se convierte en la ruina de la ley. La práctica militar de «caminar a través de los muros» —en la escala de la casa o la ciudad— vincula las propiedades físicas de construcción con esta sintaxis de órdenes arquitectónicos, sociales y políticos. Nuevas tecnologías desarrolladas para permitir a los soldados ver organismos vivos a través de las paredes y facilitar su capacidad para caminar y disparar armas a través de ellos, así abordamos no solo la materialidad de la pared, sino también su propio concepto. Con la pared no siendo más sólida ni física ni conceptualmente o legalmente impenetrable, la sintaxis espacial funcionalista que creó colapsa. En «el campo», la bien conocida observación de Agamben sigue el rastro dejado por Arendt, «ciudad y casa se vuelven indistinguibles».(18) La ruptura de la frontera/muro físico, visual y conceptual expone nuevos dominios al poder político y, por lo tanto, dibuja el más claro diagrama al concepto de «estado de excepción».

Notas

1.- Amos Harel y Avi lsacharoff, The Seventh War, Tel Aviv: Miskal, Yedioth Aharonoth Books and Chemed Books, 2004, pp. 254-255.

2.- Entrevista a Gil Fishbein.

3.- Tsadok Yeheskeli, «Hice un estadio en mitad de un campo de refugiados», Yedioth Aharonoth, 31 May 2002, disponible en: http:/ /gush-shalom.org/ archives /kurdi_eng.html.

4.- Trescientos cincuenta edificios, en su mayoría viviendas, fueron destruidos, otros 1.500 resultaron dañados y unas 4.000 personas quedaron sin hogar. Murieron veintitrés soldados israelíes. Amnistía Internacional, Protegidos del escrutinio: Violaciones de las FDI en Jenin y Nablus, 4 de noviembre de 2002; y Stephen Graham, Construyendo el Urbicidio a partir de Bulldozer.

5.- La siguiente información se basa en gran parte en una investigación filmada que Nadav Harel, Anselm Franke y yo llevamos a cabo durante la reconstrucción del campo en agosto de 2004.

6.- Nadav Harel, Eyal Weizman and Anselm Franke, entrevista filmada, Jenin, Agosto de 2004.

7.- Un comité popular es una forma de representación política que surgió durante la primera Intifada. Se basa en la democracia participativa que se desarrolla dentro de las aldeas ocupadas, campamentos y ciudades ocupadas. En la mayoría de los lugares, los partidos políticos de las principales facciones de la OLP, así como Hamas y la Jihad islámica, nombran a sus representantes.

8.- Gideon Levy, ‘Carriles para tanques construidos entre las nuevas casas de Jenin’, Ha’aretz, 10 de Mayo de 2004.

9.- «Nos culparon por hacerlo de esta manera, pero ampliamos las carreteras para los automóviles y las ambulancias; sería una tontería no hacerlo. Solo queríamos hacer unas vías normales… lo vemos desde un aspecto técnico, no en términos de guerra; los israelíes entrarán independientemente.» Ver Justin McGuirk, «Jenin», Icon Magazine no. 24, junio 2005, http://www.icon-magazine.co.uk/issues/024/j enin_text.htm. Los miembros del comité popular creían, sin embargo, que la decisión de ensanchar las carreteras fue tomada conscientemente por UNRWA para proteger las nuevas viviendas y estaba relacionada con las condiciones impuestas por una póliza de seguro.

10.- Además, alrededor de un centenar de familias en el campamento logró obtener ayuda financiera de Saddam Hussein, meses antes de su derrocamiento: cada familia que había perdido su hogar recibió U$25,000, que generalmente se usaban para renovar interiores y agregar muebles y equipos eléctricos. Levy, «Tank Lanes», Harel, \ Veizman y Franke, entrevistas filmadas.

11.- Citado en Levy, «Tank Lanes». Esto no siempre es típico de la situación de otros refugiados que estaban encantados con sus nuevos hogares.

12.- Citado en Hannan Greenberg, ‘El conflicto limitado, así es como se engaña a los terroristas’, Yedioth Aharonoth, www.ynet.co.il

13.- Zuri Dar y Oded Hermoni, «Empresa de nuevas teconologías israelí desarrolla mecanismos para ver a través de las paredes», Ha’aretz; 1 de julio de 2004; Amir Golan, «Los componentes de la capacidad de lucha en las zonas urbanas», Ma’arachot, 384, julio de 2002, pág. 97; La Agencia Estadounidense de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) lanzó el programa VisiBuilding para promover el desarrollo de tecnologías de sensores para escanear estructuras a distancia y crear vistas detalladas de sus interiores. Ross Stapleton-Gray, «Mapeo móvil: mirando a través de las paredes para el reconocimiento in situ», Journal for Net Centric Warfare C4ISR, 11 de septiembre de 2006.

14.- Brian Hatton, «El problema de nuestros muros», The Journal of Architecture, Volume 4, Spring 1999, p. 71. Krzysztof Wodiczko, Public Address, Walker Art Centre, Minneapolis, 1 991, publicado en simultáneo con una exposición realizada en el Walker Art Center, Minneapolis, 11 Oct. 1992-3 Jan. 1993 y el sContemporary Arts Museum, Houston, May 22-Aug. 22, 1 993.

15.- Pamela M. Lee, «Object to Be Destroyed· The Work of Gordon Matta-Clark», Cambridge, MA: The MIT Press, 2001.

16.- Robin Evans, «The Rights of Retreat and the Rights of Exclusion: Notes Towards the Definition of the Wall», en Translations from Drawing to Building and Other Essays, London: Architectural Association, 1997, esp. p. 38; Brian Hatton, «The Problem of Our Walls», Journal of Architecture 4 (71), primavera de 1999, pp. 66-67.

17.- Hannah Arendt, The Human Condition, Chicago: University of Chicago Press, 1998, pp. 63-4.

18.- Giorgio Agamben, Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life, Stanford, CA: Stanford University Press,
1998, p. 187.

Guillermo Villamizar
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