Arco 2024: «It’s not like Miami. It feels like there’s a Spanish Renaissance»

Sí, la feria estaba horriblemente iluminada.

Sí, la feria estaba horriblemente iluminada.

La mayoría de quienes fuimos a la Arco de este año sabíamos que se trataba de una edición atípica porque:

1.- Cambiaba de mes (IFEMA Madrid la pasó a marzo para tentar a los coleccionistas no españoles (y quitarse de encima a Zona Maco y Frieze Los Angeles —no lo logró, según comentarios en sus pasillos, los de la embajada de Colombia, la fiesta en el Reina Sofía y el artículo «Could Madrid Be the Next Miami? At Arco Fair, “Slow-Burn” Sales but Big Dreams», de donde saco el título de este post(1));

2.- Se ubicaba cronológicamente cerca del retiro de Juana de Aizpuru, su autora (2);

3.- Quería seducir con (demasiada) ansiedad curatorial pero rigurosa etiqueta decolonial el raudal de ricos latinoamericanos que medran entre Madrid y la Costa azul;

4.- En un claro efecto negativo de la financiarización del arte actual (la adopción irrestricta del aburrimiento como consigna), se alejaba del realismo irónico de autores como Eugenio Merino y Co. (cuya tradición puede rastrearse en las negociaciones que adelantó la misma de Aizpuru con el equipo editorial de la revista La Luna de Madrid: te doy stand, me ayudas con la publicidad, haces intervención artística —primero frutería (titulada significativamente «La vanguardia es el mercado»), luego pescadería—, me das (más) publicidad).

5.- Yo, particularmente, quería ver de primera mano el funcionamiento de una feria que: al cerrar publica reportes de ventas (como el consignado aquí); y donde los que compran arte —y almuerzan sandwiches a precio de arte— pagan IVA. A cambio, me choqué con un movimiento antiimpuestos capaz de afirmaciones tipo: «estamos trabajando con un bien cultural de primera necesidad. Y nos gusta…» (3) ¿Se imaginan que en Colombia la compra de arte contemporáneo estuviera en la canasta familiar? Yo sí y que entre el Centro Democrático y los Partidos Liberal y Conservador, se parrandearían los subsidios.

Pasando a mi gente. Como sucede en toda feria donde no están tus amigos ni tus compañerites del Juanramón, ni te pueden ofrecer puesto en el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes —para echarte al año—, una altísima densidad de las mejores mentes de mi generación y la siguiente nos pusimos en modo avión tratando de autoinvitarnos a cuanta fiesta-canapé-studio visit-remate hubiera. Mucha peregrinación para tan poco.

Lo que sí supimos, y nos alegró en extremo, fue que Miguel Ángel Rojas vendió. Y además, que se destacó por realizar uno de los gestos más vergonzosos en lo que va de la década para la internacionalización del arte nativo: en La Cometa madrileña, atacado de paroxismo revictimizador, inefable Rojas decidió complementar cínicamente su hírerrecontravictimizador video de un joven que limpia con sus muñones un rostro desfigurado por pintura de camuflaje frente a un velo mal montado con hojitas mal pegadas. La obra, originalmente fechada en 2007 bajo el título Caquetá, fue reversionada para 2024 siguiendo una iconografía típica de la pornomiseria más atroz de que son capaces algunos en nuestro campo artístico: bajo una pantalla de pequeñas dimensiones, montada a la altura de la vista y alimentada por cable puesto a las carreras se ubicaron ¡dos prótesis humanas! con gesto prensil. La chambonada quedó como se ve a continuación:

Siguiendo con las genuflexiones. Aunque esta vez no al coleccionista despistado, o no tanto: impresionante lo de Alberto Baraya en la Real fábrica de tapices. Una tapa que rebosó un vaso repleto de candidez y que sólo le hizo gracia al tipo del ferrari que aceleraba en medio de una papayera española y donde el otrora excelente artista pretendía ironizar metamodernamente (no nos ahorró el que su trabajo apuntaba a deconstruir el patriarcado etc.), una obra menor de Goya. La maldita locura escuchar al chofer comparando precios entre su carro y las pinturas del artista.

Pero no todo fue una desgracia: destacable la exposición de Elías Doria en un garaje y dos espacios de la embajada de Colombia que hasta la Arco pasada, sirvieron de showroom del dealer Fernando Pradilla (mente maestra, todo hay que decirlo, de la vaina del ferrari). El caso: con este acto de recuperación arquitectónica y expositiva, el Museo Nacional de Colombia confirmó que había iniciado el fin de su largamente pospuesta actividad de internacionalización. Al haber entendido que su existencia es un servicio público y que su accionar debe conducir al incremento del valor de obras y trayectorias de artistas, fue interesante comprobar cómo se planteó un proyecto con una continuidad a mediano plazo bastante auspiciosa. Sobre todo porque podrá promover al alicaído sector de curadores y teóricos nativos exiliados o porque podría interactuar eficazmente con las curadurías temáticas de Arco.

En Constelaciones e insurrecciones tropicales deben señalarse tres aciertos: aunque no pudo evitar el tropo curador-costeño-curando-tema costeño, Doria le dio la vuelta al argumento de que cuando se trata de una exposición con artistas regionalizados sólo deben mostrarse obras de los nacidos en la región: incluyó trabajos de autores no caribes, no (tan) racializados y de la diáspora. Buenísimo que el Museo muestre esa exposición en alguna seccional Caribe, y mida la reacción del público. En segundo lugar, su timing, que permitió a quienes jamás vendrán a esta torturada tierra conocer autores de valía y sin reconocimiento. Finalmente, su activación de un centro cultural localizado en un emplazamiento privilegiado para el intercambio internacional. Qué bien que ahora sí empezó una movida significativa para los productores de base del campo y qué mejor que haya sido a partir de la unión de la embajada con una de las más importantes Unidades Administrativas del Ministerio de las Culturas.

Volviendo a IFEMA. ¿Ha notado, querido lector, que las ferias cada año tienen peor luz? ¿Sabía que ese oscurantismo se debe a la relación amor-odio entre las galerías y sus organizadores? Me explico, si ud. se le mide y monta roto, aplica y gana, se resigna a desfinanciarse y va, debe prepoducir TODO sobre planos: luces, ubicación de obras, cuartico para Los Verdaderos Negocios, etc. Esto trae aparejado el riesgo de que cuando suceda un imponderable —que en Zona Maco 2024, implicó que la feria se hubiera visto intervenida por el secuestro de muchísimas obras participantes en aduanas— y no llegan las que puso a viajar, le quedarán los huecos iluminados. Si quiere mover los bombillos no podrá. Deberá pagar muchísimo dinero por cada uno. Pero como usted es un buen capitalista y líder de nuestro sector, no pondrá un céntimo (¡ya ha pagado suficiente!) Resultado: booth como instalación semifundida de pesebre pobre.

Lo jarto es cuando la crisis se convierte en tendencia. Aunque en Arco no se supo de obras retenidas predominó la subexposición ambiente, asunto que restó (más) a un arte infinitamente monótono: filas y filas de obras verticales, retratos BIPOC en galerías regidas por blancos, obras con materiales a la vista, tejidos por doquier. Tanta repetición llevó a que en más de una ocasión la gente repitiera booth sin darse cuenta, después trataba de recuperar el rumbo y buscaba ponerse marcas sensoriales intentando tocar las obras. Muchos comentaban lo cansino de ese laberinto donde no había para qué perderse.

Como en toda feria, los espacios más destacados no fueron los de las galerías. En este caso, brillaron los de RTVE y El Corte Inglés, no tan ostentosos como los de los carros —categoría museográfica que pide a gritos Doctorado propio—, y que hicieron un gran esfuerzo por resolver una ecuación de tres componentes: l.- La gente va a Arco a comprobar de primera mano lo que le enseñan mal los medios generalistas —que el arte actual es un timo. Por lo tanto: 2.- Los medios generalistas tienen pocas oportunidades de enmendar la plana ofreciendo vías de entrada amigables hacia esa área del conocimiento. De esa manera pueden contribuir a hacer entender que: 3.- Una feria de arte no es un sitio encorsetado donde se habla de arte sino que es más una pasarela para hacer negocios.

Los primeros intentaron articular la celebración de sus cien años en España, la activación constante (transmitiendo varias entrevistas con la directora de la feria y 14 programas de su parrilla)(5) y guiños de arquitectura efímera futurista: Valero Rioja presentó un espacio teñido de rojo, amarillo y naranja, retratos en vertical —aunque aquí mas de blancos—, superficies brillantes y «una mesa con forma de célula, sobre la que “flotan” suspendidos desde el techo “un nido creado a base de televisiones y radios” y un cartel luminoso con la frase “On air”».(6)

Los del Corte entendieron a fondo el contexto donde se encontraban y se la jugaron con una instalación de fotografías místico-exotistas de Isabel Muñoz, «captadas únicamente bajo la luz de la luna y las estrellas, para retratar de forma muy real las construcciones y figuras de» yacimientos arqueológicos de Turquía.(7) Su museografía astigmática (un cubo semitransparente rodeando un espacio negro con cielo artificial y varias fotos (¡en vertical!) con los bordes borrosos) transmitía una extraña sensación de silencio compungido. Como nave espacial en el espacio sola, flotando. Como discoteca abandonada. Me perdí el montaje de imágenes de la misma Muñoz en otras dos sucursales del emporio en la ciudad, pero me encantaría haberlo hecho para comprobar si su distanciamiento nebuloso era efecto del contexto ferial.

Para terminar, lo escalofriante (porque es cierto): en la edición 1.606 de ABC Cultural, apareció un artículo firmado por Natividad Pulido, cuyo título rezaba «Los coleccionistas toman el poder». Además de reseñar el aparatoso aterrizaje de fortunas latinoamericanas en la ciudad de Madrid y la decisión de sus gestores por sustituir «a directores de museo, galeristas, comisarios y artistas» (8), la periodista llamaba la atención sobre los efectos de esa situación en el campo artístico a corto plazo. Básicamente, mencionaba las obvias perversiones que se introducen en el sector cuando la administración de dineros públicos se pierde en manos privadas. Lanzando preguntas como «¿debe un coleccionista con museo privado dirigir un museo público? ¿No hay un conflicto de intereses?», evidenciaba una creciente preocupación por el devenir de una importante área de producción de riqueza donde quedan bastante claras las ventajas para los coleccionistas —ahorro de costos en almacenaje, vigilancia, seguros—, pero muchísimo menos claras las de las ciudades que les reciban. Citando el caso del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, destacaba que la coleccionista Jimena Blázquez fue puesta de directora «sin concurso previo ni Código de Buenas Prácticas», una irregularidad que llevó a que «la comisión asesora del museo [dimitiera] en bloque.»

Queda por ver lo que cuenten de esta feria nuestros emprendedores cuando regresen a Bogotá. Queda por comprobar si los millones que dirán que vendieron son ciertos. Queda por saber si volverán allí a fracasar de nuevo. Queda por ver cómo los financiarán las entidades colombianas de comercio exterior. Y, finalmente, queda por entender por qué hacen lo imposible por meterse en un evento tan caro para salir —siempre— escaldados.

Notas

1.- Vivienne Chow, «Could Madrid Be the Next Miami? At Arco Fair, ‘Slow-Burn’ Sales but Big Dreams», artnet, Mz. 8, 2024. Disponible en: https://news.artnet.com/market/could-madrid-be-the-next-miami-at-arco-fair-slow-burn-sales-but-big-dreams-2448500

2.- Y autora de esta delicia de argumento: «pensé que cómo íbamos a ser internacionales en España sin una feria. También pensé que me costaría mucho menos hacerla yo misma que convencer a alguien. Porque sabía perfectamente cómo tenía que ser esa feria. La tenía toda aquí [señala su frente]» Ianko López, «Juana de Aizpuru: “Creo que las señoras me veían pasándolo en grande y pensaban: “¿por qué no habré hecho yo esto con mi vida?”». Vanity Fair, 25 de diciembre de 2023. Disponible en: https://www.revistavanityfair.es/articulos/juana-de-aizpuru-cierra-galeria-entrevista.

3.- Según se dice que dijo Maribel López, en el artículo sin firma «Arco 2024 cierra con casi 100.000 visitantes», de La Vanguardia. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/local/madrid/20240310/9549540/arco-2024-cierra-100-000-visitantes.html#foto-2

4.- Performances para interior tipo activación de marca, que se venden para amenizar bodas de hijos queridos y/o venta de sucursales empresariales.

5.- Véase: Prensa RTVE, «Stand de RTVE en ARCOmadrid 2024 dedicado al centenario de la radio», 5 de marzo 2024. Disponible en: https://www.rtve.es/rtve/20240305/stand-rtve-arcomadrid-2024-dedicado-centenario-radio/15999752.shtml. Si se pueden escuchar cada uno de los programas, se obtendrá un amplio y adecuado panorama de agentes, tendencias de producción y modalidades de circulación en el creciente mercado del arte madrileño. Mi propuesta de escucha es: Efecto Doppler + Generación Ya + Atmósfera + Fluido Rosa + El ojo crítico + Sinfonía de la mañana + Arte compacto.

6.- Ibíd.

7.- S. f., «El Corte Inglés se une a ARCOmadrid con un espacio creado por Isabel Muñoz sobre los yacimientos de Turquía». Disponible en: https://www.elcorteingles.es/informacioncorporativa/es/comunicacion/notas-de-prensa/el-corte-ingles-se-une-a-arcomadrid-con-un-espacio-creado-por-isabel-munoz-sobre-los-yacimientos-de-turquia.html

8.- Natividad Pulido, «Los coleccionistas toman el poder», ABC Cultural No. 1.606, 2 de marzo 2024, p. 4.

 

 

 

Guillermo Vanegas
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