23 situaciones (de la peor a la mejor) más destacadas de la cultura colombiana en 2023

23.- La echada de la Ministra de Cultura. Botando a Patricia Ariza, la administración Petro demostró que puede cagarla —y bastante. Y que lo va a hacer repitiendo lacras de la derecha: ver la cultura como proceso clientelista, asignando puestos vía despacho de la Primera Dama, destruyendo iniciativas anteriores por que sí. Partiste.

22.- Banco de artes. Ajá, en Colombia. Modalidad de coleccionismo gota-a-gota donde Santiago Botero, dice haber comprado un cuadro de Botero, para iniciar casa de micropréstamos y capitalizar tres ansiedades criollas: Botero, no saber qué hacer con la plata, ignorarlo todo sobre historia de arte local. A esperar el bailout.

21.- La expo de marcos feos de fotos feas de 980. ¿Cómo joder una galería que lo viene haciendo bien?: levántese un periodista oportunista (Fernando Gómez), véalo ocurrírsele una propuesta a la que sea imposible decir que no; reúna séquito de amigui que no puedan decir que no, imprima.

20.- La «campaña» «publicitaria» de IArtBo. Marica…

19.-La reforzada del Museo a Cielo Abierto. Bien y mal, dependiendo como se mire. Bien: muchí$imo dinero para el sector del graffiti. Mal: artistas visuales pobres viendo contar muuuuchí$ima plata delante de ellos ¿Va siendo como hora que ese sector tenga Gerencia propia en @idartes , no?

18.- ¡Y empieza lo bueno! Mike Bonano en Bogotá. Dice la historia del arte local que poco artista internacional pasa por la republiqueta (y si es bueno, menos). Por eso no deja de emocionar el combo visita-charla-entrevistas que concediera el integrante de The Yes Men en la ciudad de Bogotá por mediación de la curadora Laura Zarta. ¿Será que se vienen cositas? Por ahora: ideas que hacen pensar con esperanza en quién las aplicará.

17.- El primer año de Madrastra. Espacio para artes visuales de Erika Montoya y Carlos Bonil, ubicado en el centro de Bogotá. Allí hemos visto exposiciones temáticas e individuales musicalizadas primorosamente atendidas por sus propietarios. Mucho color negro, pero todo bonito y aderezado con el cuidado habitual de esta pareja experta en detalles de animismo pop, ritualización lo-fi o distorsión juguetona.

16.- Primer ítem de tres de @cinematecabta en este listado: Bruma, de Ben Rivers, con curaduría de la directora Diana Bustamante en el marco del MUBIFest. Museografía que resguardaba espacios con ternura para mostrar una actualización de mitología griega, el tiempo extendido en forma de mamífero, apocalipsis dorados y multipuntos de vista narrativos. ¡Debió haber durado más!

15.- Espejo de luz, conmemorativa del vigésimo aniversario de la Ley de Cine en Colombia, en la Cinemateca. Tundísima de trailers de la que uno no se recupera fácilmente (retromanía instantánea, espejo etnográfico ampliado) más la promesa de que su subtítulo inspire a/sea plagiado por alguien con poder de decisión —y criterio— dentro del Ministerio de las Culturas, para que impulse una ley similar en nuestras artes visuales.

14.- Mudos testigos, collage cinematográfico de Luis Ospina (QEPD) y Jerónimo Atehortúa, en la Cinemateca. La premisa de revisar todo lo que quedó del cine mudo colombiano, digitalizarlo y empezar una carrera de edición que bien podría no terminar nunca. El día de su estreno: concierto de improvisación. ¿Qué mas se puede pedir después de la muerte del arte (en ferias)?

13.- Labranzagrande, de José Ismael Manco en Espacio El Dorado. Nombre de municipio y hermoso título de exposición basada en el trabajo —la labor manual, mejor— de un artista que por fin empieza a recibir la atención que merece. Dibujos realistas en carbón vegetal sobre lienzo que quieren representar la faceta menos violenta del vínculo interespecies en tierra fría. Aunque, no tanto: véase el cóndor de alas extendidas sobre un plano del tamaño de su envergadura, e imagínelo extinto en 5, 4, 3…

12.- La trayectoria de un disparo. Fotografías de Óscar Monsalve, en Espacio El Dorado, con selección de Arturo Salazar. Revisión preliminar de un autor que decidió destacarse como cronista de los eventos artísticos de su época, logrando imágenes que complementan y/o contribuyen a reducir el raquitismo de nuestra historia de arte contemporáneo. Vitamina F para empezar a resolver la lectura de un archivo en construcción.

11.- Venta de una pintura abstracta, de Lucas Ospina en Galería El Museo. Ingeniería social con el/dentro del mercado de arte colombiano en puesta en escena museográfica. Decantada localización espacial, indagaciones sobre la antropología de la inauguración de las muestras de arte y miraditas desde los que no tienen hacia los que saben que tienen pero no qué quieren.

10.- They/Them, de Juan Obando. Estrenado en General Expenses, de Ciudad de México, adquirido por Kadist Collection y exhibido luego en el Pompidou y en la curaduría El pasado no existirá, de Rafael Díaz. Escalofriante ensayo audiovisual que nos pone a decidir si queremos entretenernos y enojarnos o informarnos y enojarnos cuando consumimos imágenes de manifestaciones de cualquier tendencia. De visionado imprescindible ad portas del regreso de la extrema derecha colombiana en forma de mantenida defensora del porte de armas y dispuesta a quemarnos vivos sin distingos de etnia, credo o género.

9.- Liquidación total, de Gabriel Alberto Garzón. Montada en el reseñable espacio Apartamento del artista Humberto Junca, conformaba un inteligente muestrario de surrealismo barrial bogotano tratado con ecuaciones matéricas obtenidas en/sugeridas por la tranquilidad del hogar. Una particularidad: creció semánticamente a la vista del público. Durante el conversatorio que la acompañó, su título —combinación de palabras demasiado premonitoria del zeitgeist paraco global—, fue convertido en inmejorable traducción del estado de ánimo actual. («¿Cómo amaneciste? Liquidación total»)

8.- Conductor pero no chofer, del Colectivo Johnson & Jeison (Sebastián Mira y Juan Manuel Parra), en El Parqueadero. Exposición-laboratorio de performance-concurso(s) de baile, gestado(s) durante residencia con IDARTES. Mirada atenta —con Apple Vision hechizas—, hacia la ruralidad ganadera colombiana que dándole una vuelta de campana al previsible alegato antiTLC, y metiéndole pedal a fondo al postinternet, celebra.

7.- Marta Traba cuatro veces, en los Andes. Revisión del acervo legado al Banco de Archivos Digitales de Artes en Colombia, de la misma universidad. Notable presentación en sociedad de esta iniciativa que, a su vez, celebraba con risita de artista irónico pero cansonsito —o periodista conservador maluquito—, los cien años del nacimiento de la crítica que comandó la revolución historiográfica más mediática de las siete modernidades que ha tenido el arte del país. Impresionante el archivo de xenofobia sufrido por la dama mientras el gobierno del chiquito Lleras la eyectaba mal.

6.- Ritmos de la intuición (Historias atravesadas), de Cero Setenta en Los Andes. Acerada crítica millennial sobre los modos de entender, hacer, difundir y vender información, luego de dos plagas globales: la de coronavirus y la de pantallas. Propuesta activa de periodismo de resistencia contra el derrotismo boomer, el conformismo GenX y la perpetua cólera centennial. El diseño visual (a cargo de @nefazta.666) y el conjunto de piezas de audio merecen tesis de maestría aparte.

5.- Una historia de dos semillas, de Atractor en el Prix Ars Electronica Golden Nica. Estudio de caso en terrenos asolados por transgénicos, resistencia escaneada de especies vegetales endémicas, mapeo de tierras —en la práctica— pertenecientes a Monsanto & friends, video hiptnótico y algoritmos. Estado del arte inicial del estado de los suelos colombianos luego de la más reciente —y gestionada desde presidencia— invasión neocolonial. Eres lo que comes.

4.- Somátika, de  Alfonso Ordoñez en El Taller. Motos de rappitendero, payaso metalero, noise, ciberpunk facatativeño y Papá Noel oportuno. La posibilidad suicida de respirar humo bajo techo. Aceleracionismo nativo de izquierdas para estómagos fuertes y gente políticamente concernida. Programa de campaña por ciclos que reclama a gritos la ironía de expandirse en proceso expositivo estatalmente financiado.

3.- El nombramiento de William López como director del Museo Nacional. Tras la humillante expulsión de Daniel Castro y el fiascazazazaso de Luciana Restrepo, allá todo quedó por hacer. Reconstruirlo, por ejemplo. De ahí que su llegada refrende el consenso de que frente a semejantes instituciones no se puede poner al(a) primer(a) heredero(a) calavera de político izquierdista asesinado que aparezca, sino que la cuestión es de servicio público. Hasta ahora va bien. Mejoraría, si zafara esas obritas malucas del pasillo de salida.

2.- La legalización del Sindicato de artistas plásticos y visuales de Colombia, M.U.T.A.R. Pocas fechas tan importantes para el campo como este 15 de julio de 2023. Ese día comenzó en firme la más importante iniciativa institucional de este golpeado, vital, emocionante y autogestionado gremio. Apuestas por la formalización laboral, presencia en mesas de concertación ministeriales —cuando las hubo y contestaban—, participación en la redacción de reformas laborales. Faltan cosas, pero es que al neoconservadurismo no se le mata en un día.

1.- Las reformas a la salud, laboral, pensional y de servicios públicos del gobierno de Francia y Gustavo. ¿Cansado de tener cáncer y contratar abogado para que lo atienda médico? ¿Resignado a no pensionarse jamás en esta vida? ¿Harto de volver a casa de sus papás pensionados cuando se queda sin empleo al final de cada año? ¿Feliz de saber que la jornada nocturna empieza cuando anochece y no cuando al uribismo le da la gana?¿indignado por el pésimo funcionamiento de sus carísimos servicios públicos?¿Sorprendido porque la oposición de paracos, paracacaos, momios, mantenidos y medios quieren que sigas así? Es que esos billones no se roban solos.

Guillermo Vanegas
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