MARCEL DUCHAMP Y EL AGUILA LIGHT*

Simón Pedro les dijo: «Que Maria (Magdalena) nos deje, pues las mujeres no son dignas de la vida». Jesus dijo: «Yo la guiaré para que se convierta en varón, para que también ella se haga un espíritu vivo, semejante a vosotros, varones. Pues cada hembra que se convierte en varón entrará en el Reino de los cielos»

Evangelio de Tomás

 

 

Marcel Duchamp bajó las escaleras del granero Porki´s, en la Alameda de Cali.

-Una cerveza Aguila Light por favor, dijo en español.

La dependienta le sirvió la cerveza. Duchamp desenredó la servilleta del pico, dio un sorbo largo y miró la etiqueta: un águila calva volando con las garras extendidas sobre el planeta, «un Readymade perfecto» pensó. Pagó con tres monedas de mil pesos.

«Quédese con las vueltas», dijo. Miró unos costales que exhibían flores de jamica, frijol de cabecita negra y quinua, dio otro sorbo a la cerveza y acomodó una silla rimax a una mesa de madera junto a la pared y se sentó.

Erick Martinez, un estudiante de siquiatría, estaba también en el granero buscando comprar quinua, porque había empezado, junto a su novia a ser vegetariano después de leer La Doctrina Secreta de Blavatsky. Ya había comprado la quinua y estaba por irse, pero se distrajo un momento metiendo las manos en un costal de maíz desgranado, y le gustó su sensación cálida y suave. Empezó a caminar hacia las escaleras de salida, cuando vio a Duchamp sentado.

«No puede ser, Marcel Duchamp aquí? Imposible…, un hombre tan sensible…» Pensó. Sin más, lo espetó.

-Bon Jour Monsieur Duchamp…, vos que hacés por estos lares vé…, en la Alameda?!

El estudiante miro a la dependienta y le señaló una nevera con puerta de vidrio y los logos de Aguila Light, «Otra Aguila», dijo.

-Mirá que estamos viendo una materia electiva en la del Valle- le dijo a Duchamp, la ticher nos mostró una obra tuya muy misteriosa, la ultima que hiciste.

El estudiante sacó un cuaderno rojo y leyó: “Dados: 1°la cascada, 2° el gas de alumbrado”

-eeeeh, tengo que escribir un ensayo y teniéndote aquí, pues vos me podés responder mejor que Google.

Duchamp escuchaba al estudiante mientras miraba desprevenido un cartel con modelos de Baterías Willard sobre una pared roja desgastada. «La Novia Desnudada por sus solteros, incluso» dijo en voz alta para que todos lo oyeran. «Cuéntame en que puedo ayudarte?», le dijo al estudiante.

El estudiante empezó a leer una lista de preguntas. Marcel Duchamp había arrancado la etiqueta de la cerveza Aguila Light y la había guardado dentro de un cuaderno negro con cauchito.

-¿1-Por qué el cuerpo tiene el lado derecho más grande? 2-¿Por qué los genitales están rasurados? 3-¿Por qué la pared está rota? 4-¿Por qué hay dos agujeritos, uno para cada ojo? 5-¿Por qué usaste una puerta vieja y usada?

Duchamp dio otro sorbo de la botella, inclinó la cabeza hacia atrás y hizo una mueca de desagrado.

-Mierda, ya ni me acordaba de esa obra-, dijo. Hizo una pausa larga y empezó a responder.

-Es que son dos cuerpos los que están en ese diorama, el del lado izquierdo, que es el derecho del que mira como en los espejos, es la naturaleza misma, lo consciente, lo exotérico, lo racional, el tonal de los toltecas, lo diurno, y el lado derecho, lo inconsciente, lo esotérico, el lado masculino, que está descendiendo en el diorama hacia la tierra, hacia lo desconocido…, esa hinchazón, es el «segundo cerebro» que descubrieron los científicos, el vientre el Chi de los taoístas. Antes de enseñar esta obra al publico, hice un dibujo en donde ubico la cabeza (de un hombre) en el vientre del desnudo. Este cuerpo no tiene rostro o cabeza por que «piensa» desde lo intuitivo… ¿Los genitales…? No es que estén rasurados, es que ya no hay genitales en ese lugar, lo que ha ocurrido ahí es una transición, una transformación interior hacia una nueva manera de sentir el mundo, una etapa posterior a la sexualidad misma. La pared rota indica trascender, destruir «el templo», la iglesia y buscar la experiencia mística directa, sin gurús ni instituciones. Lo de los dos agujeritos… pues, es mas una cuestión técnica del diorama. Recuerda que este diorama es también una cámara oscura-, y que interactúa con el cuerpo desde la mirada, desde el fenómeno de la óptica, como en las antiguas catedrales. La puerta, es una puerta de una casa «pobre», no la entrada de un lujoso «templo», es una casa común, una metáfora de la humildad y la pobreza de cualquier iniciación real.

Una mujer vestida de blanco y con zapatos rojos y una virgen de oro colgando en su pecho, se bajó de una camioneta Toyota y entró a Porki´s. La mujer se acercó al mostrador y puso su mano suavemente sobre la cabeza del cerdo que colgaba de un gancho. El cerdo abrió los ojos por un instante y los volvió a cerrar. La mujer se tocó rápidamente la virgen en el pecho y dijo casi gritando:

-¡¡Me vende este cerdo completo y un bulto de frijol cargamanto rosado, rápido!!.

Duchamp balbuceó algo a la señora, pero no se entendió. La dependienta cortó el cerdo y lo metió en unas bolsas. Un niño que estaba a su lado dibujando un mapa del Valle del Cauca en un cuaderno, arrastró hasta la puerta el bulto de frijoles. La señora pagó y su chofer recogió las bolsas y  los frijoles, las llevó hasta la camioneta, le abrió la puerta y se fueron.

El estudiante había garrapateado las palabras de Duchamp en un cuaderno. «Miércoles, esta obra es una galleta», pensó. El ringtone de un gallo cantando sonó en su celular. Por las escaleras del granero venia bajando una mujer muy joven con un teléfono celular pegado a su oreja. La joven los miró y alzó las cejas como preguntando algo.

-¡Lilian!-, gritó el estudiante a la mujer y miró a Duchamp quien se distraía haciendo un truco con las manos (había convertido la botella de cerveza en una tasa blanca con rayitas rojas). El estudiante pensó en tomarse una selfie con el y tocó su celular en el bolsillo pero se arrepintió.

Duchamp miró una vieja publicidad de cigarrillos President. Lilian se les acercó y le dio un beso al estudiante.

-Ya compré la quinua, dijo el estudiante. «Él es un filosofo-artista que ha venido hasta La Alameda», le dijo, señalando el lugar de Duchamp.

-Hola, qué tal?- dijo Lilian

Duchamp inclinó la cabeza y balbuceó algo que otra vez no se entendió.

-Nos vamos?, dijo Lilian. Sí, dijo Erick, mirando a Duchamp, y le estrechó la mano, se levantó de la mesa, subieron las escaleras del granero y salieron al cenital sol del mediodía.

Duchamp miró a la dependienta y levanto el brazo con el índice hacia arriba, indicando que le trajeran otra cerveza Aguila Light.

 

*Versión anterior

Jorge Acero Liaschevski
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