Texto de presentación de la muestra Venus 41, entre trochas e incertidumbres, del artista Federico Ríos (curaduría: Santiago Rueda, Museo de Antioquia, feb-may, 2018)
Durante la presente década, Federico Ríos registró la vida de diferentes frentes de las FARC, en una investigación que lo llevó por casi todo el país, llegando a regiones alejadas, a pueblos que no existen en los mapas: «Cada viaje fue una incertidumbre, cada viaje fue una trocha” recuerda. Y a lomo de mula, chiva y canoa, llegó a las comunidades que sufren el absurdo de la guerra.
Esta exposición, poco convencional, pues pocas veces somos invitados a revisar tantas imágenes, nos permiten conocer a fondo una fotografía definida principalmente por la luz. Aparece a través de los intrincados matices de la selva, evidenciando los hechos, haciéndolos –literalmente- visibles y mientras el día es ocasión para examinar el orden dentro del caos en la exuberancia vegetal, la noche es motivo para aprovechar al máximo el claroscuro. Todo esto impulsado por una visión interior y una desbordada curiosidad por el ser humano, donde está presente el arquetipo o la simplificación de algo: un camino, una cama, una casa; y la recurrencia de los hábitos: navegar, patrullar, empacar y desempacar.
Pareciera entonces que la monotonía es norma. Nada más alejado. Presenciamos una geometría del cuerpo, un índice de la cinética humana, y colgar una hamaca, estirar la cuerda o cruzar un río, son motivos para que el fotógrafo sintetice a la vez la vida en la selva y explore la plasticidad humana.
En este móvil estudio de un grupo humano errante, Ríos examina el ornamento y la moda. Y es allí donde el color se vuelve detonante. La monotonía del camuflaje siempre es sacudida por un detalle cromático, presentando una muy colombiana manera de vivir. Habrá que señalar en sus múltiples retratos el recogimiento. Incluso en las imágenes de grupo, es común encontrar alguien inmerso en sus propios pensamientos. La mirada perdida en la lejanía de sus retratados, refleja la esperanza, los temores y ansiedades que no solo a los miembros de las FARC – hoy un partido político- sino a todos nosotros, nos produce el deseado fin de la guerra.
Santiago Rueda
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