Informe Mesa Ampliada de Artes Plásticas y Visuales, 1er. día

 

«El hombre es depositario de la tecnicidad y el trabajo es el único modo de expresión de esa tecnicidad. El deber de trabajar traduce esa exigencia de expresión: negarse a trabajar cuando se posee un saber técnico que sólo puede ser expresado a través del trabajo, porque no es formulable en términos intelectuales, sería esconder la inteligencia.»

Gilbert Simondon

Varias llamadas precedieron la reunión de la Mesa Ampliada de Artes Plásticas y Visuales de esta semana. Quienes nos conocemos empezamos a hablar entre sí. Algunos, recordando su precedente inmediato («Entonces los del Ministerio cumplieron la promesa de la [Mesa] del 13 de diciembre [del año pasado]»). Otros, tratando de ponerle cara a los responsables de la invitación («¿Será que al fin conoceremos al nuevo Asesor de Artes Visuales?»). Los más, en modo fiesta ( «¿A quién más invitarán?»)

Luego llegó la agenda: el 14 de febrero nos encontraríamos en un espacio del Complejo Tequendama y el 15 en una sala del teatro Colón. Pensando en el primer sitio y recordando la cagadísima que fue lanzar el 44 Salón Nacional de Artistas en un auditorio hediondo de la Cámara de Comercio de Bogotá pensé «¿Y por qué no se planeó esta reunión (que es el pospuestisisisisisísimo inicio de un ciclo amplio de conversaciones sobre asuntos de política estatal para las artes visuales) en el Museo Nacional? ¿Será que esta nueva administración persistirá en la pésima costumbre impuesta desde el mandato de Jaime Salón de organizar eventos con dineros públicos para visibilizar(lo sólo a él y) a entidades privadas?»

Primer día, primera jornada. Nos presentamos. Nos enteramos que la delegación que venía del Cauca estaba dando vueltas en los cielos de la patria por problemas en el vuelo. Mucho varón, poca dama. Mucho mestizo-blanco, poco BIPOC. La ecuación universidad pública-universidad privada permanecía equilibrada. Mucho artista viejo (pero de planta en pública), poco artista joven. Ciudadanas aún más jóvenes del Sindicato de Artistas. Y algo extremadamente raro: nadie de la universidad que pone los jefes del campo artístico de este país. 

Apenas publiqué el primer post sobre este evento en el Ig de Rz0, empezó la lluvia de mensajes: «¿cómo se convocaron estas mesas?» «¿Quiénes fueron de tal región, quiénes de tal otra?» «¿Por qué no hay artistas y sólo burócratas?» «¿Y los dueños de la vaina [ArtBo]?»

Poco después, se presentó Andrés García La Rota. Quienes siguen Rz0 sabían que se trataba del nuevo Asesor de Artes Plásticas y Visuales para el Ministerio y agradecieron que al fin tomara la palabra. Dándonos la bienvenida nos recordó su experiencia al frente de Plataforma Bogotá y de la creación de vínculos entre los sectores de arte, colegios públicos, comunidades racializadas y tecnología. Insistió en la necesidad de que nos comprendiéramos como agentes del sector más que como «individualidades» «geniales» (muecas de repugnancia en la mesa de los artistas viejos de planta en pública). Volvió varias veces hacia el hecho de que estábamos allí para poner algunas de las bases de la redacción de una Política Pública para las Artes Visuales del país. «Si lo logra se consagra», pensé. Pero recordando la caricatura que le hiciera Iván Navarro el 8 de febrero, añadí «si lo dejan…» Sobre todo los manipuladores famosines.

Algo que me llamó la atención fue el comentario que me hiciera la artista cartagenera, Alexa Cuesta, respecto a un grupo importante de la reunión, los Consejeros Nacionales de Artes Visuales: «hasta ahora vengo a conocer a nuestro representante del Caribe», me dijo. Con lo que entendí que la quiebra de legitimidad de la oficina del Asesor de Artes Visuales no sólo obedecía que estuvo durante lustros en manos de una crítica que no publica crítica (Carolina Ponce) y un contratista que odia artistas contratistas (flojín Andrés Gaitán Tobar), sino a que parece que el Consejo Nacional de Artes Visuales carece de comunicación con los integrantes de sus regiones. (De hecho, las dos únicas veces que supe de ese Consejo durante el mandato de flojín Gaitán, fue cuando lanzaron la cartica de cancelación contra el Premio Luis Caballero durante el meet de premiación del artista Edwin Sánchez y cuando Claudia Salamanca salió en el programa de su medio aliado, Arteria, dedicado a «El artista malhechor» diciendo ibíd cada tres minutos). Otro importante asunto a resolver para García.

Primer día, segunda jornada. Organizamos las mesas y empezamos las verdaderas deliberaciones. En la nuestra se sentó García. Articulamos la idea de que al artista responsable de objetos/hechos solitarios lo había venido reemplazando una serie de cohortes profesionalizadas en el diseño y aplicación de proyectos. Apareció la sugerencia sobre la necesaria imbricación de lo interterritorial, lo intergeneracional, lo interétnico, lo intergénero y lo interético como ejes de discusiones que no sólo atraviesan la producción de objetos-hechos artísticos sino su relación con el contexto inmediato. Nos quedó pendiente definir en rigor cada uno de esos términos. Chévre convocar de a mesa-ciclo de conferencias nacionales por c/u.

Cada cierto tiempo aparecía el reclamo por el terrible —y durante la pandemia, fatal— desconocimiento del Ministerio respecto al campo artístico de país. Se reiteró entonces que  uno de los factores de efectividad de esa Política para Artes Visuales fuera considerar el volumen de producción objetual, visual y escrita de múltiples secciones del campo, para construir diagnósticos que hicieran más pertinentes sus acciones. O que le permitiera entender los mapas de los campos artísticos en distintas regiones para medir el efecto de sus propuestas. Se puso como ejemplo el de Bogotá: amigue artista, a pesar de que duermas bien, bien, bien lejos de las localidades de Chapinero, Usaquén y tres cuadritas del roto Sanfelipe, un enorme porcentaje de tu$ impue$to$ invertidos en artes visuales se queda pegado a los cerros orientales. 

En fin, darle menos pábulo al «hay que destruir el Programa de Salas Concertadas», para permitir preguntas tipo «¿será que lo nuestro sólo es organizar el Salón Nacional de Artistas (con Arteria)?»

Se citaron experiencias de países como Argentina y México para pensar en la posibilidad de que quienes integran el sector de las Artes Visuales accedan a regímenes especiales de tributación y exenciones. Algo que ya sucede aquí pero con los tombos. Si se piensa que alguien que hace arte sí trabaja en algo útil y que además él, ella, elle —o su familia— son mecenas de su propia obra mediante la inversión en insumos, tiempo de investigación, negociaciones (inútiles) con galerías (que le(s) maman gallo para pagarle(s) a plazos o nunca), etc., ¿por qué no permitirles obtener retorno de todo el dinero que han invertido en su autogestión y así puedan aliviar asuntos del diario vivir como comer, pagarse el tratamiento de una enfermedad profesional, dejar de matarse en Teleperformance?

Antes de continuar, una aclaración: a pesar de que hubiera conmigo varios docentes, la nuestra no fue una mesa dedicada a la reflexión sobre lo pedagógico. Sin embargo, otro de los elementos a los que se dio realce fue la necesidad de insistir en acciones para fortalecer la formación de formadores-replicadores pluriculturales —como la población del país—para difundir el conocimiento producido por los miembros del campo. La idea era que el  enorme esfuerzo de producción que ponemos en el renglón dedicado a la investigación-interpretación no quede limitado a los márgenes temporales de una exposición o un evento y logre trascender a la opinión pública. Hubo un microdebate sobre si se debería apoyar la producción de programas audiovisuales para mover por RTVC —¿quién mira RTVC?— o en los canales de, por ejemplo, la revista Semana (yo voté porque invertir dineros de las artes visuales en la cloaca  paraperiodística de los Gilinski fuera delito).   

Finalmente habló todo el grupo para afinar las propuestas de cada mesa. Y, al contrario de  quienes piensan que el artista es pobre porque quiere, hubo más sugerencias de tipo operativo, político y administrativo que de índole financiera:  

1.- Que el área de Artes del Ministerio supere la fijación de creer que gestionar es becas y ya. Que, mejor, apunte al diseño de modelos pragmáticos de políticas dirigidas hacia un campo en constante transformación.

2.- Reactivar los Laboratorios de Creación (sin que su único operador sea Arteria, diría yo). Teniendo en cuenta que en muchísimas regiones vienen a reemplazar a las facultades de artes visuales.

3.- Construir vínculos estables y duraderos con el MinTic, para afianzar una alianza arte-tecnología racionalizada y pertinente para capitales y territorios. 

4.- Reactivar los Laboratorios de Creación. Entendiendo que son vitales en la circulación/actualización del conocimiento producido dentro del mismo campo.

5.- Descentralizar la realización de eventos como esta Mesa Ampliada. 

6.- Estimular (más) el intercambio entre agentes de diferentes contextos para fortalecer procesos de diálogo interregional. Comprendiendo que no basta con programar los salones regionales y el nacional o que todo el mundo caiga a la no-feria en Bogotá para verse ninguneado cada fin de año, sino que es necesario establecer y continuar encuentros entre productores, intermediarios y docentes en espacios como Casas de Cultura, Facultades de Arte, etc.

6.- Crear una editorial con las publicaciones existentes y las que continúe financiando el Área de Artes. Pensando en que no es suficiente con el desarrollo de catálogos de exposiciones anudados al Programa de Estímulos o con los cada vez peores premios a la escritura en artes, sino que es necesario ampliar su difusión más allá de primeras ediciones mal distribuidas a nivel nacional.

7.- Que haya más artistas (y menos Arteria, añado) en las oficinas decisorias del Ministerio.

Guillermo Vanegas
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