La balada del explorador

Emmanuel Santana no le gusta que lo llamen por su nombre, por su nombre secreto, prefiere que lo llamen SCOUT. Criado por blancos y sometido a un rígido entrenamiento paramilitar, Emmanuel abandonó el ejército donde lo discriminaban y maltrataban por ser aborigen, y en la loca carrera que emprendió contra el sistema, se convirtió en una máquina de matar, en el enemigo público número 1, en un justiciero nihilista y letal que tuvo como primera misión, indicada por antiguos espíritus que se le aparecen en visiones, acabar con cuatro demonios, que en el plano terrenal representan a los hombres más poderosos del país, incluyendo al presidente de la nación. En una Norteamérica apocalíptica, abandonada a su suerte por la comunidad de países a consecuencia de su prepotencia, la sangrienta cruzada de Emmanuel pasa casi desapercibida en un universo donde el fin del mundo se ha vuelto algo cotidiano. En un viaje alucinante, además de acabar con sus enemigos, Scout emprende una exploración, guiado por chamanes, en pos de sus demonios internos, y es acompañado por unos cuantos amigos, Missy, la prostituta devenida cantante de Blues (hermoso personaje) el místico Doody que fusiona la biblia con los libros de Tolkien y consigue adeptos para una patética secta que quiere arrojar misiles nucleares, La Duke, el renegado que a pesar de ser blanco no es (tan) mala persona, o Monday, un mercenario que parece sacado de otro cómic y que en las páginas del cómic book de Scout tiene su pequeña serie también.

Formalmente, Scout se ve como un cómic de los 80, tributario, en lo visual, de películas tan buenas y tan malas como Road WarriorFirst Blood o Red Dawn. Plagada de acción, de violencia exagerada, de tipos duros y también de mujeres duras. No obstante, en lo conceptual, en la historia que cuenta, es algo completamente diferente, y completamente original. Tim Truman se había hecho un nombre en el cómic independiente trabajando para editoriales como Pacific o Eclipse, ilustrando historias que no eran suyas, pero que no estaban nada mal, como Star SlayerAirBoy o GrimJack. Se dice que él fue el primer sorprendido cuando Eclipse le dio luz verde a Scout, y absoluta libertad para conducir la historia por dónde él quisiera. Estamos hablando de mediados de los ochenta, de Ronald Reagan gobernando y de un país que no había asumido, si es que ahora lo ha asumido, la cuenta pendiente con sus pobladores originales, diezmados, humillados y segregados por varios siglos. Truman supo construir una historia emocionante y responsable de lo que estaba contando a la vez, Scout se lee como un cómic de acción trepidante, pero su subtexto no se nos escapa nunca, con su aire de película serie B, Scout es, a la larga, un cómic de denuncia, y muy bueno.

Eclipse Comics publicó Scout como serie regular entre 1985 y 1987. Era una época en la que se vivió un agradable florecimiento de títulos Indie en Norteamérica, y donde una editorial alternativa con un pequeño puñado de éxitos podía arriesgarse a publicar las aventuras de un indio renegado luchando contra el sistema en un ambiente distópico, y encima salir airosa. Scout no solo tuvo su serie de 24 números, si no que dio pie a mini series, una secuela y varios spinoff, y lo cierto es que tenía de dónde, el dibujante y guionista Tim Truman supo crear un universo complejo y consistente, unos personajes creíbles y entrañables. Como dibujante Truman no era un virtuoso, pero sabía dibujar, sabía componer y diseñar, aunque Scout es su única obra importante como guionista, paradojicamente el cómic está más logrado en el guión que en el dibujo. Las aventuras de Scout, al final de cada cómic book nos dejan siempre con ganas de más, y el control que pudo permitirse Truman sobre su trabajo le permitió crear una obra coherente y redonda como pocas. Siendo Truman además músico, se permitió detalles tan divertidos como acompañar uno de los comicbooks con un pequeño flexi disco de vinilo, que debía escucharse al mismo tiempo que se leía una escena especifica, de un duelo de guitarristas de blues. Asimismo, la condición indígena del personaje principal de la serie, el Apache Emmanuel Santana, está tratada con mucho respeto y con conocimiento de la cultura apache. Truman no se tomó a la ligera  este personaje, y la metáfora que conlleva un guerrero aborigen reivindicando los Estados del sur de una Norteamérica devenida en país del tercer mundo. Scout es un gran cómic, escrito y dibujado cuando aun no se tenía demasiada fe en los cómics para contar historias de cierto calado.

Diego Guerra
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