Hace noventa y un años, en la revista Cromos #887, anónimo misógino firmaba un artículo titulado «El arte de Hena Rodríguez».(1) Además de todos los tópicos machistas, la nota incluía una valiosa descripción sobre la manera de obtener patrocinio para formarse en artes fuera del país durante la primera mitad del siglo XX: quien quisiera hacerlo debía conocer del colegio a políticos-influencers que le hicieran el favor de rogar por él. Anónimo: «un grupo de intelectuales y periodistas de esta capital, de distinguidos parlamentarios y de admiradores del arte de Hena, han elevado su voz ante el Ministerio de Educación Nacional con el fin de conseguir para la artista una beca en alguna academia de Europa. Nada más justo, digno y compensador que este empeño, al cual nosotros nos unimos sincera y devotamente.» Por fortuna ya no es (tan) así.(2)
Juan Correa, el actual ministro de Cultura, ha entendido la necesidad de sacar las conversaciones relacionadas con su cartera de cualquier tipo de llamadita-reunioncita-tintico, hacia la discusión pública. Sobre todo porque comprende que con estas acciones ayuda a reducir los peligrosos niveles de lambonería que aquejan nuestro campo profesional. Así, este viernes 3 de mayo envió en su lugar a Alejandra Sarria (asesora de artes visuales del ministerio) y Liliana Angulo (directora del Museo Nacional) frente a la petición privada por una reunión para hablar sobre el portafolio de estímulos de artes plásticas para este año. Sabiendo que había poco tiempo se estableció una batería de preguntas que apuntara directamente hacia los cinco problemas identificados en esta versión: imposible encontrar el portafolio de este año en alguna parte, un video que lo complicó todo, el peor diseño editorial en la historia de los (feos) portafolios de estímulos del ministerio, la ausencia de becas especializadas para artes visuales del mismo tipo que la de La Vorágine, las no-fechas de publicación de resultados.
En primer lugar, se indagó sobre la desaparición del portafolio 2024 en redes y otro tipo de repositorios. Amigue, no eres tú: si has removido cielo, tierra e internet para verificar cuándo saldrán los resultados de la beca a que aplicaste, no hallarás esa información en este plano existencial. Asunto nada menor al momento de querer comparar convocatorias, confirmar quiénes se inscribieron o si están repitiendo año —y beca. Lo único que encontrarás es la imagen que ilustra este post.
«[Desde] el grupo de Artes y el Museo Nacional de Colombia —contestó Sarria—, no somos quienes llevamos de manera directa las convocatorias del portafolio […] Nosotros lo que hacemos [es aportar] las que consideramos son necesidades del sector a incluir dentro de los portafolios.» En este sentido, añadió que desde su oficina se comprometerá a comunicar esta recomendación. A hoy, el lío persiste. (3)
La segunda pregunta fue el que mayor atención concitó y tenía que ver con la metodología de aplicación. Básicamente, sobre la bumerada de que para aplicar tocaba grabarse en video releyendo lo escrito en la postulación. Según Sarria, se trató de un experimento que fue exitoso antes pero ya no: «en una beca [no dijo cual, GV] que se sacó en el 2023 […] para reconocer proyectos de formación en todo el país, para facilitar la participación de las organizaciones en diferentes territorios, y facilitar también la posibilidad de que hubiera organizaciones en que había dificultades para redactar este tipo de documentos que a veces pueden ser muy extensos y complejos, se decidió irse por un video como una forma de facilitar la participación.»
Y respecto al reclamo directamente proveniente desde nuestro campo (hacer video es un asunto serio, más si el implicado es uno), puntualizó: «entiendo, y sé que para el sector […] por las características y los intereses y por la misma formación estética, ese video no se entendió como una manera más sencilla de hacerlo sino que, por el contrario, se entendió como algo mucho más complejo porque implicaba, quizás, ejercicios de edición y de recopilación de un montón de cosas para hacer, realmente, un video de una súpercalidad…»
La charla llevó a sugerir posibles soluciones: o sólo redactar el documento o sólo hacer el video. La funcionaria comentó que, quizá, podría ser por ahí.
La tercera pregunta se relacionaba con el desastroso diseño gráfico del portafolio y cuyo peor efecto se comprobó en que los criterios del motor de búsqueda que se implementó (a medias y mal) visibilizaban más las líneas de trabajo del ministerio que las áreas de interés, las labores disciplinares o la posibilidad de proponer muestras y eventos relacionados con las particularidades del trabajo de los artistas interesados.
Desde la perspectiva de Sarria, «las decisiones editoriales del portafolio mismo y por qué se manejaron así, pues, no las conozco.» A consecuencia de esto le tocó dedicarse a tapar todas y cada una de las goteras que fueron saliendo por los resquicios de esa diagramación improvisada en dilema barroco irresoluble. Para ello debió dedicar demasiadas horas de sus contratación en realizar varias transmisiones en streaming para intentar aliviar la creciente molestia que había en el campo artístico. Como en el cuestionamiento de la desaparición del documento, dijo transmitir esta inconformidad.
Por su parte, Liliana Angulo siguió la vía de subrayar que muchas de las labores creativas de nuestro campo obedecen a la multiplicidad de acciones de producción. Según ella, se trataba de un interés por sacar la labor artística de lo disciplinar: «[no] cada una de las disciplinas artísticas con sus becas específicas, porque muchas de las dinámicas del sector ya no responden a eso tan así y también [porque] tiene que ver con una apuesta de pensar las artes y las prácticas desde una manera desjerarquizada.»
Pero como el asunto no es el de diseñar los Premios Todo Vale, sino en distinguir y dirigir recursos según modalidades de producción creativa, se siguió insistiendo en cuestionar la especificidad de algunas becas. Ahora, según la experiencia de quien encabece la cartera: cuando Patricia Ariza estuvo al frente, se fortalecieron las áreas de mimo y circo; cuando llegó Jorge Zorro todos los esfuerzos apuntaron hacia las orquestas populares; ahora que está Correa, se lanzan premios relacionados con la novela de La Vorágine y la obra de Gabriel García Márquez. En este sentido, la pregunta fue «¿y las artes visuales para cuándo?» Con lo que se cuestionaba también que desde el área dedicada a nuestro sector no existan ni las ganas ni el impulso, ni el lobby necesarios para producir premios que reconozcan/legitimen/particularicen la tradición de la producción visual colombiana. O que se haga sin caer en la boteromanía que tanto daño ha hecho.
Sarria destacó que más que concentrarse en favorecer desempeños exclusivos de la literatura, este tipo de becas busca realzar cruces derivados de la articulación conceptual y temática de una novela y un cuerpo de obra con preocupaciones recurrentes en el trabajo de artistas y agrupaciones creativas del país: denuncia de economías extractivistas, racismo estructural o clasismo recurrente. De igual manera, recordó que el diseño y aprobación de becas y estímulos dentro del ministerio no depende tanto de diálogos donde se teje la palabra sino de «pujas», —palabra que repitió, y bastante— entre áreas, donde cada cual presiona para garantizar soluciones a algunas de las necesidades identificadas en su campo. Extraño —pero sincero— saber que en un ministerio dedicado a construir políticas culturales que revisan permanentemente criterios como el de la competitividad al momento de visibilizar —o no— prácticas culturales, sus asesores vivan pujando por recursos durante meses. Fatigante.
Angulo cerró resaltando que el ministerio está revisando los pésimos antecedentes del gobierno anterior en un intento por «replantear […] maneras de operar […], reconstruir unas lógicas del fomento que sean mucho más incluyentes buscando a su vez, resolver demandas históricas». Un necesarísimo espejo retrovisor que al pasar a la pregunta por las fechas de publicación de resultados de este portafolio, ya no resulta tan beneficioso.
Y con esto termino: tocando este tema, Angulo identificó una circunstancia sobre la que el despacho de Correa, y quien siga, habrá volver: si el nivel de convocatoria de un portafolio de estímulos es tan grande que es imposible saber cuándo se otorgarán los premios —y ajustar la planeación de labores de ejecución, por ejemplo— hay algo que está funcionando peor que la vaina del videoselfie. Por ejemplo, la necesidad de prever que esa combinación de factores no se convierta en la típica ecuación de fracaso por éxito, calculando la capacidad de respuesta del ministerio cuando los portafolios generen niveles mayores de aplicación. Eso o que, como muchos agentes del campo han venido pidiendo hace tiempo, se amplíen los tiempos de realización de los proyectos a más de cinco meses y ganar una beca no lleve al colapso ni de la entidad que les supervisa ni de ellos.
Notas
1.- Véase, E. M. ”El arte de Hena Rodríguez» Cromos (Bogotá, Colombia), vol. XXXVI, no. 887 (October 21, 1933). Disponible en: https://icaa.mfah.org/s/es/item/1101092#?c=&m=&s=&cv=1&xywh=723%2C897%2C857%2C480
2.- Luego de que abriera la 60 Bienal de Venecia, artistas locales no participantes de la selección que hiciera Adriano Pedrosa para el evento, se vienen preguntando desde-cuándo-había-que-cabildear/a-quién-tocaba-llamar para que el ministerio de las culturas les patrocinara el paseíto de representación de sus galerías y sus obras. Poco se sabe.
3.- Véase: Programa Nacional de Estímulos 2024, última consulta 11 de mayo de 2024. (No)Disponible en https://estimulos.mincultura.gov.co/