Entrevista a María Isabel Rueda, curadora de la exposición 2058

La muestra parte del archivo de la artista Sara Modiano, desde donde su curadora establece puntos de contacto entre la obra de la artista y las preocupaciones de algunos artistas de la región. Básicamente, concentra la mirada en dos aspectos: el futuro de la especie humana (o, mejor, el tiempo que le queda para dañar el planeta por completo) y el fracaso de sus relatos de salvación (o mejor, su afición a transformarlos en herramientas de control). Consultemos sus respuestas:

Al comienzo del texto curatorial dices que encontraste un párrafo de la artista Sara Modiano, gracias al cual le diste forma a la reflexión sobre el futuro que te interesaba mostrar, ¿esto fue posible porque desde hace algún tiempo te encuentras investigando sobre el trabajo de esta artista barranquillera? ¿cómo se concretará ese proyecto, valga decir, a futuro?

Si, en este momento me interesa mucho investigar el trabajo de artistas mujeres de la costa caribe colombiana, no para un proyecto en particular, sino por el simple gusto de acercarme a la vida de alguien más. Pienso que cuando empecé mi carrera lo hacía retratando personas desconocidas o conocidas a las cuales me acercaba a través de la cámara, quizás ahora lo hago a través de la lectura. Es por esto que le he cogido tanto gusto a los cuadernos de artista.

Empecé a través de la literatura, así me enamoré por ejemplo de Marvel Moreno, y luego entré al fascinante mundo de los cuadernos de artista. Me encanta leer los pensamientos y anotaciones libres, y armar a través de fragmentos una idea desencajada del ser, armada a mi manera, pero que se siente muy cercana. Me parece una interesante forma de acercarme a la historia de una manera un poco mas intuitiva, como cuando uno hace un retrato de alguien que no conoce y detiene a esa persona en la calle, con toda la adrenalina de descubrir quién es y capturarla en una imagen.

Cuando leo los cuadernos siento como si uno fuera guiado por una voz interna, (en este caso, la de la artista) que se entrelaza con mi voz interna que lee sus pensamientos como propios. Uno va encarnando a la artista a través de su propia voz, y eso es algo que se siente muy raro. Me gusta.

En el caso de Sara Modiano: Katy y Silvana, sus hijas, guardaron todos sus cuadernos, apuntes, anotaciones y muy generosamente me dejaron leerlos por largo rato en la mesa del comedor de su casa, mientras yo iba preguntándole a Katy muchas cosas. Fue un diálogo muy íntimo, en donde yo iba comprendiendo y descubriendo a Sara a través de sus anotaciones. En el caso de Sara es una situación muy domestica, porque en muchos casos al lado de anotaciones trascendentales sobre cuestionamientos del cuerpo femenino y del ser, aparecían recetas de cocina y listados de tareas y compras pendientes, lo que hacía la lectura casi cinematográfica , como con cortes y cambios de foco.

Me gustaría mucho intentar escribir una biografía de una artista, quizás de esa forma, o proponer una serie de “retratos” de artistas a través de editar y publicar algunos cuadernos. Esa es una idea que estamos intentando materializar con La Usurpadora para la beca de investigación de los Salones Regionales de Artistas, en la cual trabajaremos con artistas referentes. Quizás tratar de lanzar como parte de la investigación una caja con cuadernos de artista. Vamos a ver cómo fluye todo…

En la muestra hay varias obras de Modiano, ¿cómo las articulas con los otros trabajos?

Las obras de Sara pretenden ser un referente fuerte que habla del cuerpo femenino desde una perspectiva que desde mi punto de vista es completamente reveladora. Sara utiliza la geometría sagrada, la retícula, la máscara (en el caso de las obras que están expuestas en la muestra), para materializar y a la vez desmaterializar un cuerpo que se sale de sus límites y se despliega en otras dimensiones a partir de la sombra, el reflejo, el espejo, indicios que le permiten a uno intuir su liberación.

La artista utiliza las medidas y moldes de su propio cuerpo y utiliza todo el conocimiento esotérico secreto de la geometría y la numerología para darle forma y a la vez liberarse del mundo material. Es fascinante.

Si revisamos trabajos anteriores a sus proyectos para las Bienales de Atenas, de Medellín o la XVI de Sao Paulo, Modiano venía trabajando la idea de la muerte física y del cuerpo, diseñando construcciones en ladrillo a modo de cenotafio que nos invitaban a habitar unas especies de hipogeos o sarcófagos y a transitarlos para así poder ir cada uno a su propio encuentro con la muerte. Como se encuentra anotado en sus cuadernos: “en cierta forma estoy construyendo mi tumba, porque los sarcófagos se hacen a la medida humana y yo he hecho este trabajo en relación a mi estatura: 1,80”, refiriéndose a su obra para la Bienal de Medellín que tituló: Tumba para el Arte.

Al mismo tiempo, para realizar la curaduría fui revisando bibliografía sobre el futuro, y fui comprendiendo cómo todo el capital que se está invirtiendo en investigación, en gran parte, es para poder salir de este planeta, que es nuestra próxima meta como humanidad, a raíz del desastre ecológico. Todo apunta a sacar la consciencia del cuerpo a partir de algoritmos. Cuando logren convertir las ficciones en algoritmos que puedan sacarse del cuerpo, lo cual va a ocurrir muy pronto (así suene a ciencia ficción), podremos habitar otros planetas. Es muy raro pensar en eso, pero hasta el momento los que no pueden habitar marte o la luna u otros planetas son nuestros cuerpos físicos. Esa idea me impactó mucho, al sentirla tan próxima.

Hay un gran capital invertido en investigar también sobre la idea de la inmortalidad y, en ese sentido, las obras de Sara se acercaban mucho a ese planteamiento de ubicar el cuerpo en una dimensión intangible muy interesante. Me sorprendió mucho leer en uno de sus cuadernos de los años ochenta lo siguiente: “la muerte es un concepto futurista.”

Esta exposición hace parte de un Ciclo Prisma dedicado a trabajar con tres modos temporales, en este caso en particular trabajas la noción de futuro acercándote a la apertura que producen los relatos de ficción, a partir de esto ¿qué obras decides incluir y de qué manera las relacionas entre sí?

Son muchas y muy complejas las relaciones que intento plantear alrededor de la obra de Sara. Por un lado con la idea del tiempo y lo cotidiano, que se desbarata en la instalación de piezas de relojes de Olga Huyke; por otro lado, con la imposibilidad del lenguaje, que intenta materializar Emma Anna a través de fragmentos rotos de baldosas Pompeya, o con la idea de encarnar otro ser o dejar de ser lo que se es, a través del disfraz de carnaval, o con la idea de un ser del futuro que da indicios a través del desdibujamiento de su género y grafía en la obra de Juan Carlos Gómez, o de las máquinas de ocio de José Olano, en un mundo donde los electrodomésticos cumplen funciones con matiz humano pero no productivo (siempre pensamos en los robots o máquinas que realizan funciones sofisticadas o aligeran el trabajo humano); por nombrar rápidamente algunas de las múltiples capas de conexión que encuentro entre las obras y que están mucho mejor descritas en el texto del catálogo, donde se evidencian mas a fondo las conexiones.

Además de las obras que ya comenté y que dialogan con la obra de Sara, quizás la obra que mas me costó comprender durante la investigación y que es de una gran sutileza es Metagénesis, de Fito Segrera, artista Cartagenero. En lo personal, nunca he visitado Second Life, pero a través de su obra fui descubriendo cómo los habitantes/visitantes de Second Life, pueden hacer cine documental grabando fragmentos de escenas que ocurren allí, al igual que nosotros cuando salimos a la calle y grabamos o filmamos. Lo interesante de la obra de Fito es que él se dedica a documentar los momentos en que se detecta el error en la creación de los mundos y personajes, es decir el momento en que vemos la geometría, la forma en que se arman las texturas de los cuerpos, la vegetación, la arquitectura, etc. Fito graba y documenta esos errores y con estos fragmentos arma MetaGénesis, donde con gran belleza vemos la creación del espacio, la fauna, la flora, el hombre y su interacción con la cultura, a través del error del algoritmo que es documentado y develado.

Es una obra fascinante, que abre la muestra y se conecta con todas las ideas que se van desarrollando en las retículas geométricas de Sara que hablan del cuerpo al ser develadas o con la noción de desarmar el relato del tiempo para armar otras cotidianidades y da paso a la sala audiovisual.

En la muestra hay tres obras audiovisuales (Inmortal, de Homer Etminani; El cuento de Antonia, de Jorge Cadena; Gonawindúa, de Giuliano Cavalli y Jorge Mario Suárez), que se ubican en tiempos diferentes: el primero se relaciona con un momento que, por la firma del tratado de paz con las FARC, perteneciera al pasado cercano, el segundo con la proyección del presente inmediato en la biografía de una mujer y el tercero, planteándose un futuro distópico, ¿además de esa distinción, qué otro factor tuviste en cuenta al incluir estas obras?

En la muestra quería encontrar un espacio importante para mostrar la producción audiovisual que es muy relevante y fuerte en la costa caribe, incluso mas activa que las artes plásticas, desde mi punto de vista. Entonces, encontré estos dos cortos que han ganado premios en festivales importantes y que se conectan entre sí. Inmortal, es un film que relata un poco el destino de los cadáveres que llegan al mar, específicamente a Puerto Colombia, a través de Bocas de ceniza, provenientes del río Magdalena. Su última escena registra un recorrido a través de rieles donde vemos la unión del río y el mar en Bocas de Ceniza, y El cuento de Antonia, se sitúa precisamente en ese pueblo de pescadores. Entonces, me gustaba la idea de que, aunque fueron grabadas en diferentes momentos y por diferentes directores, el fin de una historia se entrelazaba con el comienzo de la otra creando una especie de loop espacio-temporal muy interesante.

Ya hablando específicamente de cada una: Inmortal es fascinante, pues es un documental donde aparte de situarnos en el contexto actual, nos ubica en diversas capas de realidad donde el protagonista, que es un rescatador de cadáveres en el mar, muere mientras se está haciendo la grabación y de esa forma la película se tiene que ajustar a su muerte inminente y dar un giro formal. Por otro lado, El cuento de Antonia, desde mi punto de vista, se desarrolla en dos tiempos paralelos, donde la protagonista, Antonia, una niña que se resiste a su destino, se rebela y propone un proyecto de mujer que pareciera imposible dadas las condiciones culturales y geográficas dentro de la sociedad en la que se desarrolla, lo cual me parecía que dialogaba muy bien con la propuesta de mujer que plantea Sara Modiano en las obras con las que inmediatamente nos conectamos al salir del cuarto de proyección hacia la sala.

Gonawindúa, que se ubica en la sala 2, dialoga con varios elementos formales presentes en la muestra, como las piedras o el recorrido cíclico del agua que sirve de escenario donde se desarrollan las ficciones y que en este caso se ve afectado por la acción inconsciente de los humanos, mostrándonos un punto de vista donde lo ancestral y primitivo se presentan como posibilidad de salvación y de toma de consciencia. Un video único en su género Kogui/apocalítico/ciencia ficción con efectos especiales. Su estética se relaciona muy bien con el “ser blanco” de Camilo Pachón retratado en el Carnaval de Barranquilla.

Me gusta mucho como algunas obras en esta sala, hablan en otros lenguajes que necesitan ser traducidos, idiomas borrados o fracturados o subtitulados, como Gonawindúa, que está grabado todo en dialecto kogui.

Al final de tu texto curatorial comentas respecto a la obra Earth Nothing que “si bien es cierto que cuando el texto y la realidad chocan, a veces la realidad tiene que ceder el paso. Vale la pena entonces plantearnos la posibilidad de desprendernos del pasado e imaginar realidades y destinos alternativos”, esto quiere decir que a pesar de lo que demuestran muchas de las obras, ¿el enfoque de tu reflexión es más bien optimista? ¿Crees que ese optimismo se ve materializado en las esculturas de Modiano, que resuena en diferentes puntos de la muestra?

No estoy segura de que la palabra acertada sea optimista, porque con todo lo que leí sobre estudios y pronósticos acerca de hacia adonde apunta nuestro futuro sinceramente es difícil serlo. Pero tampoco logro encontrar una palabra adecuada, porque la muestra sí tiene ese espíritu esperanzador como tú bien lo notaste. Creo que es muy importante entender las ficciones que hemos construido y el ejercicio curatorial que las relaciona, pone en tensión y cuestiona, es una experiencia muy interesante para pensar en eso. Si queremos reescribir nuestro futuro pienso que es importante tener experiencias que sean vividas física y corporalmente. Debemos intentar que las obras nos afecten, no sólo como un ejercicio intelectual y de lenguaje, mientras nos quede todavía algo de cuerpo, para cuando llegue el momento, recordar las pistas trazadas por Sara Modiano.

Descargue el catálogo de la exposición  aquí.

Guillermo Vanegas
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