Entrevista a Guillermo Vanegas* (2da. parte)

Yenny Barrero Montaño

*Realizada el 21 de marzo de 2019, como soporte documental de la tesis de Historia de la Universidad Javeriana, «Artbo, génesis de una feria», disponible aquí.

 

Yenny Barrero: ¿Cuál crees que es el papel del arte en la sociedad?

Guillermo Vanegas: Darle sentido. Y aquí me estoy copiando de David Hockney, en el documental ese sobre la fotografía, donde dice «ah, antes la imagen la hacían quienes tenían destreza manual (los artistas), luego… llega la cámara fotográfica y, ¡plin! los reemplazó». ¿Se acuerda haberlo visto? Ahorita es lo mismo y considero que es tan, tan importante el rol del arte que, así como si sumercé le quita la campaña de relaciones públicas a Artbo y no queda nada, si le quita imágenes a nuestro universo visual o mental ¿qué nos queda? Es decir, elimine el diseño, elimine la publicidad –así sea publicidad de mierda. Todo eso posee ideas de composición de imagen y narrativa. Es decir, hay una intervención del pensamiento artístico y visual para inducir a la sensibilidad. Quite la distribución de colores, quite el urbanismo, quite los murales, quite todo… ¡queda una cosa horrible! ¡Como el campo! ¡Ni una representación! ¡Qué asco! Es fundamental. Su papel es darle forma al mundo. O sea, sin arte la gente no hubiera elegido a Trump, sin arte la gente no hubiera elegido a Obama. O sea, no necesariamente el arte debe ser un arte de tendencia progresista. Es decir, toooodo publicista es más de derechas que un hijueputa (así vote por Petro —pero no le diga a nadie, pa´que lo recontraten—)… Es más, ¿en qué espectro entraría el publicista de Petro? O ahorita el de Claudia López, qué pasa si el tipo piensa «bueno, ¿a qué voy a jugar, si quiero que la gente piense de cierta manera, se emocione de tal manera y vote de tal manera?» ¿Si? Es fundamental. Sin arte este mundo sería eso… sería la Luna, un desierto: sería Villa de Leyva. O Cartagena. Un asco.

YB: ¿Cuál es tu postura frente a las industrias culturales y creativas?

GV: ¿Cuales industrias culturales y creativas?

YB: Las que se enfocan en artes plásticas…

GV: Sumercé, defíname cuáles se enfocan en las artes plásticas porque… es que como eso está tan… en el aire. O sea, no quiero decir que eso está en el aire y ya. Eso ya está definido, pero en Colombia no. Aquí no está definido. Es que esa pregunta cuando yo se la hice a los del Ministerio de Cultura diciéndoles como «vengan, funcionarios: ¿cuál es el economía-naranjólogo de ustedes?» Y, pues era por ahí un huevón… salido del CESA, o alguna mierda de esas. Un aparecido al que uno no podía preguntarle «venga mijo… ¿cómo define usted “artes visuales”? ¿Cómo nos vamos a relacionar?…» El man ese parecía que estaba encargado más como de community manager de algo. Yo le dije «venga, venga y entonces ¿la seguridad social para el productor visual qué? ¿Quienes vamos a trabajar en artes nos vamos a mantener como nos hemos mantenido, con el contrato de prestación de servicios? ¿Y los superávits que se den…? ¿Van a legislarse? Digamos que hago una excelente campaña para Umbro y entonces Umbro vende camisetas en forma con mi imagen. Entonces ¿eso va a estimular para que Umbro mire a los diseñadores colombianos o a los artistas colombianos y diga “oh, allá toca ir”? Como que seamos el nuevo Bombay o el nuevo Tel Aviv para producción de contenidos?…» Y el man… ni puta idea. En el Ministerio no tienen ni puta idea de eso… Entonces sumercé, cuénteme…

 

YB: Pues la pregunta va dirigida hacia el posicionamiento de las personas en el sector de las artes frente a Artbo como iniciativa de industria cultural y creativa enfocada en el sector de las artes plásticas y vista desde el actual gobierno como parte de la «economía naranja».

GV: Okey. Es un modelo que no se ha inventado (ni lo van a inventar, porque ni saben ni les importa). Es un modelo que tendría que verse desde dónde se financia. Es un modelo donde está la eterna tensión del capitalismo liberal. Y es… hay un inversor, un… ¿cómo es que le dicen ahora a los esclavistas? Un emprendedor, eso. Que mete capital, generalmente es capital… en el caso de Colombia, que viene del lavado. O capital que viene del papá industrial  del emprendedor que tiene ejército paramilitar por debajo… (¡ay, nuestros ricos!) Y entonces de ahí sale el hijo creativo, que es como… o el bruto o el marica o el poeta o el drogadicto o… el emprendedor que madruga a mover su start up y dice «papi, ven, de tu cosa… no le pagues tanto a los paracos, dame plata a mí y hago una galería». Y entonces de tanto joder y joder termina imponiéndosele a papi y ya. Ese es el modelo liberal de aquí: un emprendedor que genera mercado con plata ajena, para el que los que criticamos somos unos mantenidos de las instituciones. Entonces ellos están del lado de las herencias y nosotros desde las universidades. O nos ganamos becas y vivimos en gran medida de eso o hacemos curadurías para el Ministerio de Cultura. Entonces mantenemos una relación de opuestos, el del mercado, el emprendedor mantenido y el mantenido académico que es el crítico, el mamón, el ético que tiene una ética de puta que trabaja por horas. Entonces al ponerlos, sumercé, en juego y al aparecer esa cosa de la economía naranja… (que pues… echémosle la culpa a Richard Florida, como por decir que quien empezó fue él, pero si usted va más atrás, Lewis Mumford y otros ya habían hablado sobre eso, los entornos creativos… y si usted quiere meterlo en la historia del arte occidental, cuando usted mire por ejemplo la aparición de Bauhaus o Black Mountain College, o la aparición del expresionismo abstracto en la calle 10 en New York en torno a Cedar Bar… usted qué ve la de economías naranjas, o sea, Pollock jincho de whisky en Cedar Bar mentándole la madre a Peggy Guggenheim, pero Peggy Guggenheim botándole plata para engrosar su colección. Eso es economía naranja. O en Black Mountain: artistas pre-hippies compartiendo fluidos con estudiantes. La misma historia, y en el caso nuestro, cuando llega entonces esa cosa de economía naranja, llega tan empoderada.. como que llega y dice «¡ah! ¡ahora sí, jueputa!, esta hegemonía de los académicos y de los bohemios la voy a tumbar y voy a normativizar la creatividad y voy a demostrar qué es el producto interno bruto!»). Toda esa mierda que dice en el libro que «escribió» Duque. Ahí usted ve que el modelo está por hacerse. No porque no esté inventado el hecho de que la producción creativa genere dividendos, sino porque la manera como esta normatividad está elaborada paraColombia… Es que está elaborada con las patas. Porque lo hizo un hijueputa de derechas que no entiende de nada más que de administración. Acuérdese de las siete íes esas de Duque, que invoca cada vez que lo ponen a hablar de economía naranja. De ser aplicadas acá, deberían llevar a un nivel de inversión en investigación supremamente alto. Pero cuando sumercé empieza a preguntar: «venga ¿cómo se da el balance de…?» Pasa lo mismo con la gente que es aspiracional en Artbo: el nivel de inversión en investigación, para artes visuales y su vinculación con la economía naranja, no se ve cómo se relacionan. Como el modelo del libro que escribe un profesor y que leen tres maricas o, bueno, que leen 100 porque el profesor obliga a los estudiantes a leer su libro porque o si no, nadie lo lee. Entonces, ¿las obras que no se venden en Artbo qué? Si esa  feria no da balances porque-todo-bien, si este es un campo artístico donde, o la gente está detrás de la beca, o detrás del suelo miserable como docente. Y con un mercado donde hay dos galerías que la logran y de resto nidea como la-van, que tiene una mínima incidencia internacional y una pésima fortaleza universitaria, pues… Estamos de culo, o sea, está todo por hacer. Cuando sumercé sea decana en la Javeriana se va a encontrar con ese problema, entonces va a pensar «¿cómo hago para que la investigación en mi universidad se note internacionalmente?» Sumercé va y mira y todas las universidades… la bogotana, la paisa, la caleña, todas, egresan artistas que uno dice, «jueputa!, buenísimo. Pero venga ¿y qué? ¿Y cuántos?…» No quiero ponerlo en términos de la ecuación mentirosa del Luis Camnitzer ya pensionado de universidad que sale a decir que enseñar arte es un robo… Entonces ¿por qué enseñó toda su hijueputa vida y se jubiló de profesor? ¡Mentiroso! Entonces, pongámonos en términos de: venga, toda esta gente que está acá, generando su ecosistema, ¿cómo piensa desenvolverse en términos de adquirir recursos por su creatividad?, ¿Cómo le plantean condiciones al mercado? Y, hasta ahora, lo que uno ve (no sé si es porque es gente criada a punta de Facebook o qué), lo que uno ve es que no le ponen condiciones al mercado, sino que les gusta hacer caso, muchísimo caso. Como cuando uno no lee el contrato de Facebook para terminar diciendo «sí, sí, sí, jódeme, mucho, mucho, mucho. Gracias. Like». Entonces, creo que quienes estamos inmersos en ese contexto, tenemos que pensar hacia dónde queremos ir con nuestra producción. Yo la tengo clara: hasta que hayan becas ahí estaré mamando pero jueputa, como un vampiro. O sea, todo el tiempo. Porque sé que en este contexto no venderé ni una obra —no hago— y sé que a pesar del sueldo de mierda que medio-me-pagan en la universidad si dejo de mamar beca, voy a seguir mamando de la universidad hasta mi muerte. O sea como que tengo claras esas condiciones. Ahora, si me echan del trabajo y se acaban las becas, entonces ahí quedé, en la indigencia… Me hago esa pregunta con un productor visual: ¿un artista cómo hace? Y uno no encuentra intentos de respuesta. Es como preguntarles qué piensan de los trabajos alimenticios. y terminan reconociendo «sí, marica, yo medio hago obra pero la verdad es que yo diseño los uniformes del Sena —y me da pena reconocerlo—». El otro vive de la herencia de la vieja que se está comiendo en el momento, el otro de aspirar a ser curador (sin investigar ni nada, sólo fiesteando)… Pero, insisto: si usted trata de ordenar esa respuesta y establecer… indicadores, va a ver que son muy débiles, están por hacer. Definir ahora qué es una empresa cultu… ni siquiera ¿qué es un espacio independiente en Bogotá? Eso es otra cosa. Si una institución que es la que marca el canon como Flora se dice espacio independiente, entonces uno queda como ¡jueputa!, ¡NC entonces es independiente también! ¿En serio? Entonces los pseudoindependientes son los que marcan el canon: lo que se haga o se deje de hacer en esos cagaderos, la gente lo sigue, porque sí y porque no. Si ahorita sale una obra con leche, quince tesis con puta obra de leche; si después sale sal: sal; después matas: matas; después les da por… no sé, por la menstruación y la brujería: menstruación y brujería. Una relevadera de temas. Marica, se lo aseguro. Y sí, chévere, que la gente quiera plantear canon. Ellos la lograron. Pero vuelvo, ¿eso es ser independiente? Y llevándolo a economía naranja, ¿cómo pagan sus impuestos? De hecho ¿pagan impuestos? O sea, ¿pagan impuestos como ese local de cremalleras?, o ¿pagan impuestos como un «emprendimiento cultural» que genera superávit intelectual a quién sabe quién putas? ¿A José Roca? Otra pregunta que debería hacerles (pero igual, si la hace, la borran de su base de datos), pregúntele a Flora ¿cómo tributa con tanta limosna que recibe? Tienen millones de becas que les botan, está claro. Entonces ¿cómo son sus impuestos? Mire las becas de Flora, eso tienen a todo el mundo, o sea, el Éxito… yo creo que les falta tener, no sé, como esmeralderos o algo. Pero, siga preguntéles «señores Floras: ¿y sus impuestos qué, huevón?, ¿Cómo es su declaración de renta?», a ver qué le dicen… (risas).

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