Editorial

18 razones para medir la respuesta de Carolina Ponce a la segunda caricatura que Iván Navarro le ha dedicado este año en Reemplaz0 por su desempeño profesional

1.- Porque en esta imagen se repite un cuestionamiento que el caricaturista viene haciéndole hace mucho a la curadora: desde su llegada, Ponce ha emulado la ubicuidad que tuvo décadas antes, cuando cumplía labores en el ejercicio curatorial y de gestión institucional colombiano.

2.- Porque, al contrario de todos los demás señalamientos que Navarro ha puesto aquí, con este no sucedió lo mismo: obtuvo réplica.

3.- Porque esa replica fue, además, una caricatura que traía editorial.

4.- Porque, en lo formal, las dos imágenes que ha dibujado Navarro sobre el tema involucran algo que a la intelectualidad local le repugna ver de cerca: la representación de un miembro identificable de ese sector y dinero. Dibuje usted un artista, curador, gestor y un billete al lado y, de una, saltarán las alarmas de demanda.

5.- Porque a esa manifestación de asco por el lucro se añade una particular conciencia del mérito: es lugar común escuchar constantes manifestaciones de defensa de la labor autónoma entre artistas y gestores, al tiempo que reconocen que ello implica una renuncia a la ganancia económica. Y que eso siempre debe ser así.

6.- Porque al contrario de esa opinión, es necesario evidenciar que dicho modo de acumulación de méritos es contraproducente: SIEMPRE todo agente del campo artístico debe salir DEMASIADO bien recompensado por hacer bien lo que le toca. Así, si alguien curó bien, que se le reconozca; si alguien escribió bien, que se le reconozca; si alguien produjo una obra notable, que se le reconozca; si alguien triunfó en el exterior, que se le reconozca etc.

7.- Pero también, es complicado añadir a esta ecuación la imposibilidad de criticar a un intelectual pobre cuando se desempeña de manera específica.

8.- Porque, a pesar de que el intelectual sea pobre (o le cueste trabajo conseguir trabajo o le paguen mal en su trabajo, o se la pase repitiendo que es-pobre-y-vive-de-almorzar-lentejas), ello no impide recordarle que cuando en su devenir profesional acapara estratégica y repetidamente los pocos lugares disponibles para desempeñar la misma actividad, otras personas en su misma situación podrán verle con mayor atención, y le criticarán por eso.

9.- Porque, en su reacción, Ponce incluyó el tema de la misoginia.

10.- Porque hace necesario preguntarse desde dónde ataca Iván Navarro a Carolina Ponce por su género.

11.- Porque hace necesario preguntarse cómo equipara Iván Navarro en su crítica la aparición de Carolina Ponce en la mayoría de foros relacionados con la curaduría en este país, y su género.

12.- Porque hace necesario preguntarse sobre la posibilidad de la crítica bajo los términos de Ponce: descalificar de manera instantánea una crítica como la de Iván Navarro bajo la acusación de misoginia ¿no banaliza las luchas del feminismo verdaderamente comprometido?

13.- Porque hace necesario preguntarse sobre la posibilidad de la crítica bajo los términos de Ponce: ¿es absolutamente cierto que evaluar la gestión pública de cualquier persona en el campo del arte –incluso Carolina Ponce– supone odio por género?

14.- Porque en su reacción, Ponce olvida una cosa: que en el campo de las artes visuales colombiano, el techo de cristal está determinado más por la proveniencia de clase que por la de género.

15.- Porque en Colombia ser mujer, no ha impedido el desempeño de una persona dentro de la dirigencia cultural; pero, si esa mujer quiere trabajar en el campo artístico y procede de familia pobre, habrá de asumir que nunca pasará de mando medio en la dirigencia cultural.

16.- Porque criticar siempre será mezquino, pero no por eso hay que abatir al crítico. Menos antes de navidad.

17.- Porque la caricatura de Navarro es un dibujito, sí chabacano y ramplón, pero jamás una demanda y por lo mismo no hay que linchar al dibujante (así sea chabacano y ramplón). Menos antes de navidad.

18.- Porque Reemplaz0 no es un tribunal de nada, entonces, ¿por qué querer destruir este rotete chabacano y ramplón que nadie consulta por un dibujito que quiere ser un chiste? Es más, ¿por qué hacerlo antes de navidad? Mejor esperar a Semana Santa.

Guillermo Vanegas
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