Conozca a su cliente*

*Traducción: Guillermo Villamizar. Publicado originalmente con el título de «El comercio del arte estadounidense es vulnerable al blanqueo  de dinero, pero la reforma debe esperar, dice el Tesoro de los Estados Unidos»

Tomado del International Consortium of Investigative Journalists – ICIJ, 7 de febrero de 2022, por Scilla Alecci

 

Citando pruebas de que el mayor mercado de arte del mundo es vulnerable al blanqueo de dinero y otros delitos financieros, el Departamento del Tesoro de EE.UU. sugiere en un nuevo informe que la agencia debe considerar una serie de reformas, como exigir a los dealers de arte que investiguen mejor a sus clientes, informen de las actividades sospechosas y mejoren la transparencia.

«El alto valor en dólares de muchas transacciones de arte, el uso frecuente de intermediarios para comprar y vender arte y una cultura de privacidad muy arraigada, hace que el mercado sea susceptible de abuso por parte de agentes financieros ilícitos», concluye el informe de 40 páginas.

Aunque el informe esboza posibles reformas —incluidas algunas que pondrían a Estados Unidos más en consonancia con el Reino Unido y Europa—, no llega a recomendar enfoques concretos. Y concluye sugiriendo que el Departamento del Tesoro se centre primero en subsanar otras «lagunas pendientes» del sistema estadounidense de lucha contra el blanqueo de capitales, incluidas las relacionadas con la información sobre la propiedad de las empresas y el sector inmobiliario.

«Hemos descubierto que, aunque algunos aspectos del mercado del arte de alto valor son vulnerables al blanqueo de capitales, a menudo se trata de problemas subyacentes de mayor envergadura, como el abuso de las empresas ficticias o la participación de profesionales cómplices, por lo que estamos abordando primero estos aspectos», declaró Scott Rembrandt, un alto funcionario del Tesoro que supervisa el estudio, en una declaración al New York Times.

El informe fue encargado por el Congreso como parte de los esfuerzos por actualizar la normativa estadounidense contra el blanqueo de capitales. El año pasado, Estados Unidos añadió a los anticuarios a la lista de profesionales que deben investigar a sus clientes e informar a las autoridades sobre actividades sospechosas, pero no aplicó las mismas normas a los marchantes de arte y las casas de subastas.

El nuevo informe describe con detalle muchos de los puntos vulnerables del mercado del arte.

Las obras de arte de gran valor son portátiles y a menudo se venden a través de intermediarios, lo que oculta al verdadero comprador y al vendedor. En algunos casos, la entidad involucrada en una transacción es un fideicomiso o una empresa fantasma, lo que oculta aún más la propiedad. Los freeports —bodegas libres de impuestos y ultraseguros— se utilizan para guardar obras de arte en secreto, fuera del alcance de las autoridades fiscales y policiales. Las empresas de financiación de obras de arte no reguladas conceden préstamos a los clientes utilizando obras de arte como garantía.

El informe cita casos bien conocidos por los organismos de aplicación de la ley de Estados Unidos como ejemplos de utilización de obras de arte con fines ilícitos. Entre ellos se encuentran dos oligarcas rusos que utilizaron empresas ficticias para comprar obras de arte y eludir las sanciones y el multimillonario malasio fugitivo Jho Low, que blanqueó grandes cantidades de ingresos ilícitos a través de activos que incluían obras de arte adquiridas en una casa de subastas de Nueva York.

Las estimaciones de los delitos transnacionales relacionados con el arte y los bienes culturales oscilan entre 3.000 y 8.000 millones de dólares, señala el informe. «No existen requisitos exhaustivos [contra el blanqueo de capitales] para la mayoría de los participantes en el mercado del arte de Estados Unidos y no existe la obligación legal de que estos participantes detecten, investiguen e informen de las ventas o transferencias sospechosas», se señala en el informe.

El estudio encontró «pruebas limitadas de un nexo» entre el arte de alto valor y la financiación del terrorismo.

Los correos electrónicos confidenciales, los contratos, las escrituras fiduciarias y las transacciones bancarias de los Panamá Papers, los Archivos FinCEN y las investigaciones de los Pandora Papers muestran cómo los ultraricos han estado invirtiendo cada vez más en arte y ocultando la propiedad de los activos detrás de complejas estructuras financieras, con la ayuda de asesores.

Un reciente análisis del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación sobre los Pandora Papers, un conjunto de registros confidenciales filtrados de 14 empresas de servicios financieros en paraísos fiscales, descubrió más de 1.600 obras de arte de unos 400 artistas comercializadas en secreto a través de empresas ficticias y fideicomisos en paraísos fiscales en jurisdicciones de baja tributación.

Entre ellas había una docena de obras de arte de Banksy, propiedad de un corredor financiero londinense a través de un fideicomiso neozelandés. En 2012 y 2013, el corredor pudo vender tres de esas obras a través del fideicomiso mientras era investigado penalmente por presunta evasión fiscal en Italia.

El ICIJ y sus socios también revelaron cómo un empresario cercano a la familia gobernante de Sri Lanka pudo trasladar en secreto más de 30 obras de arte al puerto franco de Ginebra después de haber sido acusado de malversación en su país. El empresario y su esposa, la ex viceministra Nirupama Rajapaksa, han negado haber cometido estos delitos.

El informe del Tesoro señala que muchas de las grandes casas de subastas y galerías de Estados Unidos ya cuentan con sus propias medidas de diligencia debida para identificar a posibles compradores y vendedores, porque les interesa económicamente eliminar a los malos clientes que puedan afectar a su reputación o representar un riesgo crediticio.

También reconoce las deficiencias de este sistema voluntario. «Los procedimientos pueden ser suspendidos o ignorados a discreción de la institución sin el riesgo de que el gobierno de EE.UU. inicie una acción civil o penal, lo que supone una vulnerabilidad para el sistema financiero estadounidense», señala el estudio.

En el estudio, el Tesoro enumeró una serie de medidas reguladoras y no reguladoras que podría recomendar en el futuro. Entre ellas se encuentran la mejora de la formación de los agentes de la ley y de los funcionarios de aduanas, el fomento del intercambio de información entre los comerciantes y marchantes de arte y la aplicación de los requisitos de «conozca a su cliente» a todos los participantes en el mercado del arte.

Guillermo Villamizar
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