Antisistémicos integrados*

* Hace 44 años, el grupo de punk rock, The Sex Pistols concedió una entrevista a Bill Grundy en la BBC. El año anterior, una artista y un curador colombianos decidieron atacar con todo los titulares de uno de los periódicos más influyentes de Occidente promocionando un rotico de  hacer pan como la, valga decirlo, pa-na-cea de la curaduría culinaria universal. A pesar de los años que han pasado entre ambas iniciativas, a ellas las une exactamente el mismo objetivo: vender lo que sea promoviéndolo como una alternativa-contra-el-status-quo. Los unos, hablando borrachos, los otros, cocinando puritanos. El artista Diego Andrés Ovalle, decidió combinar tan predecible coctel para no dejar de recordarnos que, por una parte, no todo lo que te escupe es interesante y, de otro lado, no todo lo que quiere parecer pobre es genuino.

Reemplaz0


Es absurda toda la situación. De entrada es un sitio de lo más inusual para una entrevista a una banda de punk, es un poco notorio en el entrevistador un repudio disimulado por los músicos. Así mismo, es obvio el poco interés de la banda en la entrevista.

Sin embargo, mas allá de eso, vale la pena diferenciar la vestimenta de traje y corbata del entrevistador con el aspecto estrambótico de algunos de los músicos, en particular con el vocalista y una de las groupies, que parecen estar bastante apropiados de la estética punk, y aún más que sus aspectos resalta su actitud, que empieza con una curiosísima particularidad: el entrevistador pregunta si el reconocimiento económico que recientemente recibieron no contrasta con su ideología anti-capitalista, a lo que uno de los músicos responde airoso «para nada, cuanto más, mejor», y argumenta que han despilfarrado el dinero.

Como si darle un uso banal le concediera una carga anarquista, como si el dinero para pagar impuestos fuera mas alienante que el dinero gastado en drogas y alcohol. Posteriormente somos testigos de lo que pudo haber sido un atisbo de decoro de parte del vocalista al «retractarse» de haber usado una mala palabra, pero el entrevistador lo incita a decirla. En mi opinión él está seguro que con esto la audiencia va a estar mucho más escandalizada y va a tener claro el ejemplo de «ciudadano inapropiado» para no seguirlo. Este asunto queda claro más adelante, cuando casi parece que entrevistador se jacta de permitir groserías en la entrevista.

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Es muy loable la intención de estas personas al sobreponerse a las circunstancias. Pero se me hace inevitable pensar en distintos aspectos de esta noticia. En especial en tres: la pobreza, la romantización y la idoneidad.

En cuanto a pobreza, pienso en la capacidad económica de las personas que tienen emprendimientos y en el tipo de resultados que logran: un par de artistas con un apartamento probablemente digno de la cultura hipster, que tienen horno, que ponen una panadería y les da para trastearse. Que los pintan como gente verraca por no tener caneca sino poner una bolsa en un banquito. Esto contrasta con la señora que tiene que prender fogón de leña para hacer empanadas y salir a venderlas porque no tiene un smartphone para hacerse su cuenta de Instagram y el artículo no habla de ella.

En cuanto a romantización, va muy ligado al punto anterior, y es que no hay proeza en el rebusque. Al menos no mas que la que tiene la cabeza de hogar que se gana su sueldo con dos empleos o la chaza de minutos, no hay ningún mérito que explique la razón de que a un emprendimiento de este tipo se le haga un artículo de prensa. Más allá de la idea de que es una linda imagen, distinta a la del taller de mecánica, esta es una imagen comercial, que da para mostrar pero que realmente poco tiene que ver con el rebusque como tal.

En cuanto a la idoneidad, pienso en la capacidad de un artista de crear contenido, un perfil de Instagram llamativo, una imagen empresarial, un producto vistoso, todas estas características obedecen más al hecho de que dos artistas «quebrados» sean perfectos para el papel de emprendedores, que al emprendimiento como tal, al señor que vende cigarrillos en la esquina con un cartel escrito a mano con esfero en cartulina no le compro porque debe ser hasta sucio. Pero a un perfil que vende cigarrillos artesanales empaquetados por el dueño del negocio y con mensajito personalizado que me cobra cinco veces más, le compro con gusto y siento además superioridad moral porque «apoyo lo local» o «soy pro-emprendimientos y negocios independientes».

Diego Andrés Ovalle
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