Aceleracionismo sincero. Juan Obando en Espacio Odeón (II)

Esta es la segunda entrega dedicada a la exposición del artista Juan Obando en Bogotá. Tratará sobre la etimología de su denominación continuando con la hipótesis del aceleracionismo sincero y terminando en la manera en que su autor ha comenzado a estudiar una propuesta activista –quizá– valedera para el clima político actual.

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En el contexto de esta muestra, Pro revolution es un término que cubre diversas capas de sentido. Por una parte, y yendo en contra de lo que afirmé anteriormente, alude no tanto a una de las obras presentes en el proyecto (Pro revolution Soccer 2019), como al hecho de que, en su configuración, la partícula “pro” invoca el estar a favor de algo. En este caso, la aprobación de Obando hacia la manera en que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional configuró un modelo de actuación a medida que incorporaba un aprendizaje del funcionamiento de la política económica de su tiempo. O hacia su especial comprensión del paisaje mediático que anunciaba la ya creciente adaptación del mundo a la lógica de internet. De este modo, el artista subraya el interjuego establecido por el EZLN con las redes digitales al entenderlas como el nuevo ecosistema de la comunicación global. Con ello, adaptaron las estrategias de visibilización tradicional de la retórica propagandística de movimientos guerrilleros anteriores. En breve, el EZLN entendió que a una acción exitosa en terreno debía sumarse una campaña de construcción de semblante público, con recursos eminentemente simbólicos y sexappeal high tech, o, por lo menos, con la capacidad de generar hype. O sea, un plan de medios.

Sin embargo, Obando enfatiza que, si se deja de lado la romantización bobalicona que se elaboró, incluso a despecho de la agrupación, durante los noventa del siglo pasado, es posible notar que en un experimento social de corta duración, en un contexto alejado de los núcleos de poder, fue posible organizar una alternativa al modelo neoliberal que destruyó todo y nos dejó un chiquero con el cual ahora no queremos lidiar.

De otro lado, “Pro revolution” también se refiere al uso de la partícula “pro” para definir a quien desempeña una labor profesional. Es decir, a quien le pagan por lo que genera. Lo que aquí implica constatar que las Pussy Riot, por ejemplo, “ensayan” la “revolución global” mediante una gestión estandarizada de la movilización hacia fines distintos a los que sus reivindicaciones dicen promover. En este sentido, vendrían a ser unas profesionales del espectáculo a quienes se les permite, además, “ser” “contestatarias”. La estetización del empute.

Finalmente, hay que entender que en el título, al unir las letras “P” y “R”, conforman la sigla del estadounidentísimo “public relations”, eufemismo para quienes hacen “propaganda” sobre lo que sea. La estetización de la mala fe. Pero, se debe aclarar, que esta condición no es exclusiva de la-gente-mala-que-se-aprovechó-de-tu-ingenuidad. Mejor dicho: todes hacemos propaganda. Siempre. Y quienes trabajamos en la industria cultural, más. Con un único fin: vender. Con esto, Obando se desmarca del simplismo basado en la idealización del Subcomandante Marcos apoyándose en una anécdota real, pero ubicada entre la diplomacia cultural y la política-ficción.

En una jugada donde uno no sabe muy bien quién manosea a quién, el jugador de fútbol argentino Javier Zanetti, inició un acercamiento con el EZLN en 2004. Mejor dicho, su jefe viajó al territorio zapatista, con camisetas y, obvio, dinero. Entre las primeras, destacaba la del futbolista y un mensaje suyo:

“Creemos en un mundo mejor, un mundo sin globalización, enriquecido por las diferencias culturales y costumbres de todos los pueblos. Por esto es que queremos ayudarles en su lucha por mantener sus raíces e ideales.”

Hasta ahí, todo muy bien. ¿Se imagina que los diez jugadores de fútbol mejor pagados del mundo no se dedicaran a robar al fisco y donaran el 0.1% de su riqueza? De hecho, la relación continuó hasta llegar al punto en que Inter y EZLN acordaron jugar un partido. ¿Se imagina a la selección Colombia dejándose ganar como siempre, de un equipo de exguerrilleros de las FARC?

Por su parte, Obando, aprovechó la ambigüedad del hecho y recordó que en su temprana juventud visitaba los Sanandresitos para comprar mercancía importada. Dentro de ella, videojuegos. Lo extraño de esto es que en las versiones de Pro Evolution Soccer que encontraba, se incluían equipos locales. Es decir que junto a corporaciones como el PSV Eindhoven o el FC Schalke 04, estaban el Junior de Barranquilla, el Atlético Huila o cualquier lavadero similar. Y que los jugadores de aquí poseían rasgos propios, no el marrón genérico que nos identifica a nivel mundial. Es decir, habían sido modelados digitalmente con ternura. Pequeñas obritas de arte que eran en sí guiños a nuestra etnicidad.

Para esta ocasión, el artista decidió contactar a las comunidades de hackers que se dedican a tan loable actividad y les pidió alterar la arquitectura del Pro Evolution más reciente, desarrollando un equipo rigurosamente construido pero conformado por miembros del EZLN. Quería hacer realidad la realidad (virtual). Entonces, se dedicó a levantar fuentes que detallaran los pormenores del movimiento: el rol nuclear de la mujer en lucha armada y convivencia, su particular urbanismo, sus medios de financiación, su sistema de valores, su cosmovisión, su modo de entender asuntos vitales como el amor o el manejo de desechos. Un modelo de sociedad nuevo de verdad. Incluso, llegó a notar cómo, la cuestión tenía que ver con la altísima probabilidad que tuvo esa organización para establecerse por fuera del aparato económico. En breve, allí no existirían atracaderos como el Fondo Monetario Internacional o el ICETEX.

Al contrario del pesimismo disfrazado de socarronería tartamuda de Slavoj Zizek, el artista considera entonces que es probable evidenciar que, aun a pesar de su continuidad, la sociedad zapatista sí es una alternativa al realismo capitalista. Incluso, que ya ha sido capaz, gracias a su continuidad, de gestar la primera generación humana al margen del capitalismo. ¿Se imagina que no hubiera necesidad de dinero para hacerlo todo? Yo no, Obando sí.

Juan Obando

Pro revolution

30 de abril – 14 de junio

Espacio Odeón

Bogotá

Guillermo Vanegas
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